Se han dicho muchas tonterías sobre la imagen social del bibliotecario. Más sobre la bibliotecaria. Y sobre todo se han dicho en inglés. Yo voy a decir una cuantas tonterías más, en español, pero sobre todo voy a intentar colgar fotos que reflejan nuestro lado más extraño.

30.1.06

LEA, osea READ


¿Lee vd. habitualmente en su tiempo libre?

Durante el tercer trimestre del año 2005 el porcentaje de lectores ha disminuido ligeramente y se sitúa en el 55,7% de la población española, frente al 57,2% del trimestre anterior. El porcentaje de lectores frecuentes se mantiene en torno al 40%, de acuerdo con los datos del último Barómetro de hábitos de lectura y compra de libros en España, elaborado por Precisa Research para la Federación de Gremios de Editores de España, con el patrocinio del Ministerio de Cultura. Los más lectores siguen siendo los jóvenes de entre 14 y 24 años, entre los que el 71,3% se declaran lectores.

Pero estos datos ¿de dónde salen?

El Barómetro de hábitos de lectura y compra de libros correspondiente al tercer trimestre de 2005 advierte que el 53,4% de la población compró algún libro en el último trimestre y la media de libros comprados en los últimos doce meses es de 11,9. La librería sigue siendo el lugar preferido para la compra, por delante de los clubes de lectores, grandes almacenes, hipermercados, cadenas de librerías, quioscos, etcétera. Sin embargo, se aprecia un importante incremento de la cuota de mercado de los hipermercados. El uso de las bibliotecas ha descendido ligeramente y el porcentaje de población lectora que ha acudido a las bibliotecas públicas alcanza el 27%, lo que representa un 14,3% de la población general.

Osea que estas importantes instituciones dicen que:
  1. el que compra un libro lo lee
  2. el que lee un libro es porque lo ha comprado
  3. los libros se leen en el mismo trimestre en que se compran
Quedan por tanto fuera de este estudio:
  1. los que acuden a leer a las bibliotecas los libros de las bibliotecas
  2. los que compran libros que no leen ("¡El Quijote! el mejor libro jamás leído", El Perich dixit)
  3. los que compran libros que regalan (de nuevo El Quijote)
  4. los que compran libros que pierden porque los prestan a alguien que nunca los devuelve ("Hay dos clases de tontos: los que prestan libros y los que los devuelven", refrán inconscientemente bibliotecario leído años ha en el Reader's Digest)
  5. los que leen los libros que otros les han prestado y no les van a devolver nunca
  6. los que leen libros que les han regalado (salvo que sea El Quijote, claro)
  7. los que practican el bookcrossing
  8. los que roban libros de las librerías, las bibliotecas, los hipermercados, los quioscos, etc.
  9. los que leen libros que hay en su casa
  10. los que leyeron ese libro que compraron hace tiempo pensando en el verano, luego le catearon cuatro, se pasó el verano estudiando, se olvidó del libro, y cuando acabó la carrera se lo encontró "del rincón en el ángulo oscuro, de su dueño tal vez olvidado"
Bien ¿qué tiene esto que ver con la imagen social del bibliotecario? Poco. Que para el barómetro ese el bibliotecario no tiene imagen: es invisible, no existe, no cuenta (salvo que se lea un libro que ha comprado ese trimestre).

Pues miren cómo se hacen en América las cosas: la gran ALA, American Libraries Association, en la sección de merchandising de su tienda virtual ofrece unos carteles de fomento de la lectura que no me los imagino en la ANABAD, por decir algo.

Allá van:






... y estas son mis propuestas, abundando en lo mismo:

Os traduzco, para que veáis: "Lea, aunque sea del verrés"

"Lea... los artículos (del Playboy, se entiende) despues de mirar las fotos"

Y esta se me ocurre para promocionar la lectura en Salamanca ;-)

27.1.06

El baile de los carritos

Se va a acabar lo de que en las bibliotecas no hay juerga. No hay razón para que no nos comportemos como si estuviéramos en una guardería; así, podemos venir disfrazados a la biblioteca en Carnaval, ir por las puertas del barrio a dar el susto en Halloween, calarnos el gorrito de Papá Noel en Navidad, y como en el caso que nos ocupa hoy, organizar una fiesta por algún motivo histórico o patriótico, que incluya un baile de carritos de biblioteca.

El baile de los carritos (cart drill, o cart parade en inglés) es algo que yo ignoraba completamente hasta ahora, como vosotros por otra parte, no lo neguéis, pero como me paso el día buscando excentricidades bibliotecarias en la red, ya había encontrado varias imágenes de locas disfrazadas en la calle empujando un carrito de biblioteca ataviado como en mi pueblo en los carnavales, y no terminaba de comprender. Me paré entonces a leer un poco, cosa que por lo general no hago nunca (pudiendo mirar las fotos) y aún así no comprendí gran cosa.

Pero he hecho varias deducciones:
  1. Un cart drill o cart parade es un acontecimiento festivo-bibliotecario
  2. Consiste básicamente en salir a la calle o a una pista de deportes depejada con los carritos de la biblioteca, y si es posible disfrazados, para hacer el chorra
  3. Basa su existencia en la premisa de que la policía no va a detener a los bibliotecarios por conducta indecorosa o por conducir vehículos sin licencia de circulación
  4. Se rodea de cámaras para documentar el evento
  5. Activa fuertemente los lazos afectivos de la comunidad local con el personal bibliotecario (no hay nada como emborracharse juntos)
  6. Mejora considerablemente la imagen social de los bibliotecarios, al romper moldes
El acontecimiento se desarrolla de la siguiente manera:
  1. Se queda en la biblioteca en un día histriónico, digo histórico (aquí podría ser en el aniversario de la Batalla de las Navas de Tolosa, o de la promulgación del Fuero Juzgo)
  2. Se forman equipos por colores
  3. Se disfraza uno, y disfraza su carrito al efecto
  4. Se sale a la calle o a la pista de deportes
  5. Se corre por equipos de colores y/o
  6. Se celebra un baile con elaborada coreografía tipo Esther Williams
  7. Se come y se bebe para celebrarlo
  8. Se cuelgan las fotos de la web
Y por eso mismo, porque luego cuelgan las fotos, las puedo ofrecer hoy. Sin comentarios.






Si necesitáis más para creerlo, hay cienes y cienes de ellas en estos sitios:

Os dejo por ahora, que es ya viernes. Sólo una cosa más: un equipo de carreras

20.1.06

Gafas, glasses, lunettes


Hay algo peculiar con el asunto de las gafas, porque no me parece a mí que seamos los bibliotecarios más gafosos que el gremio de los oficinistas o que el de los multimillonarios , y sin embargo algo tendremos de peculiar, de llamativo o de característico cuando hay marcas de gafas que tienen modelo de "librarian glasses". Forma parte de la indumentaria profesional más estereotipada, junto con el moño, la falda de tablas y la cara de mala leche. Seguramente recordéis el anuncio televisivo de la revista "Qué leer" cuando apareció en el mercado: un spot en el que la bibliotecaria más arriba descrita decía "Una revista de literatura... ¿entretenida?¡Ah, no!" o algo por el estilo... creo que hubo algunas reacciones iweteleras, del tipo de "si tuviéramos un Colegio Profesional que nos defendiera..." pero luego la revista la recibimos en las bibliotecas (a pesar de lo mala que es y de que sigue usando la polémica para llamar la atención... véase el penúltimo asunto)

Lo de la revistilla esta es algo que no nos hizo reflexionar sobre la imagen social de los bibliotecarios en España, porque era evidente que el creativo en cuestión de la agencia de publicidad que perpetrara el anuncio no se basó en una experiencia real en bibliotecas reales, sino ¡cómo no! en algo que había visto en una película americana. Y en los repertorios de anuncios publicitarios, que es de donde se nutren (haría falta escribir también un día sobre la imagen del bibliotecario en la publicidad... ya veremos)

Venga, volvamos por lo de las gafas. He buscado en Google imágenes de bibliotecarios con gafas y, claro, al decir en inglés "librarian glasses" lo que aparece son imágenes de mujeres, con gafas tipo bibliotecaria, y en general nada más o poco más de indumentaria. Está terrible la cosa de los motores de búsqueda, hay que mirar a tus espaldas antes de ponerse a buscar material. Pero como lo hago muy rápido, siempre me da tiempo a bajarme alguna de las imágenes (¡de las más decentitas, ojo!) para regalaroslas.

Pero creo que ya basta de literatura, y que lo que tengo que ir haciendo es colgar las fotos y dibujos, e ir comentándolas, que es lo que más me gusta; lo de sacar conclusiones para mi tesis es más difícil, y sobre todo en viernes.


Empezamos por Batgirl: todo el mundo sabe que Batgirl es bibliotecaria de día y vampiresa de noche

Esta otra lo resume todo: no sé de dónde sacó esta fantástica foto un compañero brasileño que la colgó en flickr, pero resume lo que yo no sé decir.

Y la portada (perdón, cubierta) de este libro es también explícita al respecto: unas gafas en primer plano, en apariencia apoyadas sobre una página impresa (yo llevo gafas, pero no las apoyo boca arriba sobre nada, y menos sobre un libro... ¡y nunca en la biblioteca! pero esa imagen evoca "bibliotecario"); en segundo plano vemos a cinco personas, cuatro de ellas mujeres (¿sois un 80% de la profesión?), cuatro de ellas de avanzada edad (¿sois un 80% de la profesión?), cuatro de ellas blancas (¿somos un 80% de la profesión?); detrás de los bibliotecarios, un PC y una estantería repleta de libros gordos, sorprendentemente no encuadernados en cuero y con pinta de vetustos, algo es algo...

Esta es de las que siempre me hacen quedar bien: ¡las chicas del calendario! No probéis a hacer una búsqueda en internet de calendarios con fotos de bibliotecarias porque no saldrá ésta sino las cochinas que he mencionado más arriba. Esta la regalo. Es perfecta: gafas modelo bibliotecaria, falda de tablas modelo bibliotecaria, blusa modelo bibliotecaria... sólo les falla ligeramente la cara de mala leche, pero es que los antiguos se hacían tan pocas fotos que posaban para ellas (no como ahora).

Aunque esta joven es el moderno contrapunto a las anteriores chicas del calendario: lleva gafas, porta libros, viste de gris y tirando a ñoña... pero es sexy, no lo neguemos. No he estudiado la suficiente psicología de la imagen como para encontrar una explicación (¿Será la desmañada pose? ¿El meticulosamente desordenado cabello? ¿La fugaz mirada de reojo?) No sé.


Esta buena mujer no es que sea bibliotecaria, pero no crean que se me ha colado de matute para viajar gratis por las ondas, no, sino que la he sacado de flickr buscando por "vintage glasses", y es sin duda el modelo en el que se han inspirado los modernos fabricantes de "librarian glasses" más arriba mencionados. La foto es preciosa, en todo caso.

Esta, aquí donde la veis, sale de un reportaje del Playboy de los años 50. No, yo entonces no estaba suscrito al Playboy, pero he encontrado la foto en la red. Bueno, no la he encontrado yo: debo decir en mi descargo que me pasó el enlace la Srta. Pepys. El texto se lee fatal, pero dice cosas como: "there's no reason why a librarian can be as lovely as any other lass, as dewy as a decimal system, as stacked as the stacks she supervised". Y eso que en los Estados Unidos sí que existen los colegios profesionales de bibliotecarios.

Y hay que admitir que el creador de esta imagen dio con el quid de la cuestión: ¿A qué se dedican los bibliotecarios? Y nos indica 3 elementos: la solución de las dudas o interrogantes, el uso de fuentes tradicionales de información (libros) y el acceso a internet (@)

Está claro el futuro profesional de la chica de este tebeo.

Estaba claro. Bibliotecaria.

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Ojo: ahora van unas cuantas imágenes pornográficas, ligeramente veladas. No digan que no aviso. Si no tiene 18 años no siga.


Está claro que todas estas fotos forman parte de unos sets en los cuales las chicas acaban quitándose hasta las amígdalas antes que las gafas, pero os ahorro ver tan crudas imágenes. Ahora bien: regalo una de un chico:

¿Lo conocéis? Será por los calcetines blancos...

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Y basta de fotos sexy. Ahora una de mis compis ;-)





Véase además: Entrada sobre el tema

18.1.06

¿Se liga en las bibliotecas?


Espinoso tema, supongo. No quiero parecer frívolo al proponer un nuevo post sobre si se liga o no se liga en las bibliotecas: VOY a ser frívolo, de hecho, y VOY enseñar pruebas. Pero no temáis: no diré nombres, no mostraré fotos de personajes reales. Cualquier parecido de lo que voy a mostrar con la realidad es mera coincidencia, como dicen en el disclaimer de ciertas películas donde el parecido con la realidad es absoluto, y muy reconocible.

Pero ¿qué tendrá esto que ver con lo de la imagen social del bibliotecario? Pues según se quiera ver: porque tendremos imágenes de bibliotecarios/as ligando (entre sí y/o con lectores/as), imágenes de lectores/as ligando con lectores/as dentro de la biblioteca, e imágenes de lectores/as NO ligando en absoluto con otros lectores/as ni con bibliotecarios/as. Esto en políticamente correcto. Dicho en lingüísticamente correcto: pues que voy a colgar fotos (y esto es imagen) de gente en la biblioteca, y ligando (que es un acto social).

Algunas de las buenas imágenes ya las hemos visto en el post sobre la literatura barata, y aún veremos otros en el de la literatura infantil, y quizá en el de "library wear and underwear", aún por escribir, pero que llegarán. Otras han salido de... pues del mismo sitio que todas las demás, de Google Image Search, a qué engañarnos.

Vamos a por ellas:
Aquí no se sabe bien quién es bibliotecario y quién lector, pero ligar ligan.

Esta es la clásica situación del mostrador de préstamo: al tiempo que el usuario rellena la papeleta de préstamo, te pasa una hojita por debajo que dice "¿A qué hora sales, guapa?"


Este intentó lo mismo, pero en lugar de "guapa" decía "rubia". Semejante falta de tacto le supuso al lector no comerse una rosca.

La situación aquí es la siguiente: grupo de jóvenes bibliotecarias que se acercan al hospital donde se reponen de sus heridas de guerra los apuestos soldados estadounidenses; lo hemos visto en distintas películas. Al final se casan.

Un clásico de la literatura profesional.

Pero este otro libro seguro que no lo conocíais...

Este está en un quiero y no quiero: "Me gusta la chica..., no sé cómo decírselo..., es el séptimo libro que le pido esta tarde, y ella ya ni me mira..."

Este es un caso claro de interacción lector-lectora: mientras él se acerca "a ver qué estás leyendo..." ella se pregunta "por qué vine hoy tan descotada a estudiar a la biblioteca", y su amiga murmura "no debo volverme, no debo volverme".

Y este, de interacción bibliotecario-bibliotecaria: "Señorita Müller, ¿ha visto por aquí mis Reglas de Catalogación? No sé dónde tengo la cabeza" Y ella piensa "Sobre unos hombros de tontainas, hombre de corcho que debes de ser ¡Anda que si no te parecieras tanto a Harrison Ford te daba yo p'al pelo!"

¿Con un bibliotecario o con una bibliotecaria? ¡Mardita ambigüedad!

Este es un debate profesional entre dos catalogadores que tiene toda la pinta de ir a acabar en romance, de verdad.

¡Claro, con usuarios como Clark Gable todas enseñan los tobillos!

¿Encadenado a la bibliotecaria?

Otro caso de interacción bibliotecario-usuaria.

Manual serio.

"Joven, lleva vd. hoy un vestido bellísimo"
"Qué cosas me dice, señor usuario"

Interacción lector-lectora por debajo de la mesa ¡y por encima! ¿Dónde están las manitas?

Hicimos una fiesta de fin de año en la biblioteca, alguien sacó algo de beber, una musiquita, empezamos a bailar, y una cosa siguió a la otra...

Y para terminar por hoy... ¡los becarios también ligan!


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