Se han dicho muchas tonterías sobre la imagen social del bibliotecario. Más sobre la bibliotecaria. Y sobre todo se han dicho en inglés. Yo voy a decir una cuantas tonterías más, en español, pero sobre todo voy a intentar colgar fotos que reflejan nuestro lado más extraño.

31.7.07

Avance de temporada


Como los grandes modistos, presentamos aquí la ropa que se va a llevar en las bibliotecas el año que viene, para asombro de unas y envidia de otras. Esta pasarela bibliotecaria virtual lo es tanto (tan virtual) que no se limita a la próxima temporada otoño-invierno, ni a la de primavera-verano, sino que plantea una moda bibliotecaria ubícua, atemporal, simbiótica, sincrética y ambigua, con toque elegantes de librarian chic, especial atención a los complementos, y sin descuidar la bisutería, tan necesaria en estos tiempos que corren de falsas apariencias.

Como dice mi colega admirada y nunca bien comprendida Glamourbibliotekaren (The Glamorous Librarian):
Tenkte kanskje denne kunne inspirere litt - en kjolekledd bibliotekar med glamorøst hår og klassisk filmstjernemakeup, lett henslengt oppå stabler av tidsskrifter.


No busquen estas prendas en Zara ni en El Corte Inglés; no miren en los escaparates de las calles peatonales; no recorran los centros comerciales de la periferia de las ciudades: estas prendas no se venden. O al menos yo no las vendo. Me limito a exponer lo que he ido encontrando por ahí...

Como estos zapatos que encontré en el blog de una chica que dice que trabaja en una biblioteca escolar, y que freudianamente se compró... Yo conozco varias bibliotecarias chic capaces de esto y más (en cuestión de zapatos, digo).


O esta camiseta que vendían en no sé qué tienda virtual con el reclamo de "naughty librarian" y "sexy!", aunque a mí me parece de bailarina de can-cán en una película del Oeste que se desarrolle cerca de Tijuana. Pero bueno.

O esta otra que encontré en una revista de cotilleos, con una Victoria Beckham (ex-Spice Girl) disfrazada de Librarian Chic (severa falda diplomática, altos tacones, blusa blanca con chorreras de juez y gafas modelo Torremolinos'77). El de al lado, disfrazado de Starsky (ex de Hutch) creo que huega al fútbol, o algo así.

Nada que ver con la ligereza y espontaneidad de la colección "I fell in love with my librarian" de la firma australiana Limedrop (de venta en todo Australia... ¿o se decía toda Australia?). No sé. Pero allá va otra imagen de la misma colección:

En el mismo ámbito anglosajón pero más en el tono de mis colegas frikitecaris tenemos esta camiseta para echar la bronca al usuario que se retrasa en la devolución (de nada majos):

Subiendo un poco más, al norte y a la derecha, en nuestra búsqueda del centro comercial perfecto, nos encontramos con un pase de modelos de Bibliotecarias Suecas. Las Bibliotecarias Suecas son unas señoras que en los años 60 y 70 del felizmente extinto siglo XX venían a las playas hispánicas a lucir cacha porque en su país hacía mucho frío y tenían que llevar medias tupidas hasta en verano, como demuestran levemente estas fotos, de sus hijas ya:







En cuanto a la bisutería, ya mencionada, hay una marca llamada "Dirty Librarian Chains" que vende piezas con nombres sacados de nuestra jerga pofesional (unbound, tracings, subject, call number, source, abstract...) y cuya creadora -que no es bibliotecaria- llamó así "porque le evocan la inteligencia y la elegancia, el espíritu rebelde con un toque sexy". A las pruebas me remito:







Aunque bueno, para demostrar que no es cierto que no se pueda conseguir en tiendas como Zara un auténtico look Librarian chic, aquí van opiniones de las lectoras, que componen su armario virtual mirando en catálogos virtuales para imaginar looks virtuales de personas reales que no son o no llegaron a ser:



¿Y para nosotros, qué? Como decía aquél famoso anuncio de los 70 de bragas y calzoncillos...

Y para quien ande algo mal de dinero o de tipito, siempre nos quedará la imagen virtual de la bibliotecaria. Y digo bibliotecaria porque allá en el otro mundo, o sea en el Second Life, sé que abundan las bibliotecarias de muy buen ver que son en realidad hombres de pelo en pecho (en su First Life...). Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión, como decía Bastian Baltasar Bux en una novela que en una época de mi vida leía yo todos los veranos en vacaciones, lo que me recuerda que comienzo las mías dentro de media hora de modo que... ¡hala, a disfrutar!




19.7.07

A Hipper Crowd of Sushers


Que viene a significar algo así como "Una panda guay que chista", siendo "to sush" mandar callar haciendo así con el dedo en la boca, osea chistar, "crowd" multitud o grupo grande de personas, y "hipper", que está en la onda, que mola, que es guay. Viene el título de un reciente artículo del New York Times (¡ojo! en las páginas Fashion & Style) sobre un grupo de bibliotecarios que les ha llamado la atención, por eso mismo, por su fashion y su style:

Librarians? Aren’t they supposed to be bespectacled women with a love of classic books and a perpetual annoyance with talkative patrons — the ultimate humorless shushers? Not any more. With so much of the job involving technology and with a focus now on finding and sharing information beyond just what is available in books, a new type of librarian is emerging — the kind that, according to the Web site Librarian Avengers, is “looking to put the ‘hep cat’ in cataloguing.”

Traduzco comme il faut: ¿Pero cómo que bibliotecarios, esos seres gafosos y malhumorados siempre mandando callar? ¡Venga ya! No me digas que por el sólo hecho de que ahora tocan teclas van a ser distintos, hombre, por mucho que ahora digan que le ponen al gato el cascabel 2.0...

Nos cuenta el NY Times la experiencia de entrar en un local "de moda" (trendy), el Daddy's de Brooklyn, y encontrar un grupo de gente muy "cool" que, atención, piden sus copas en un idioma secreto: el Dewey.
With their thrift-store inspired clothes and abundant tattoos, they looked as if they could be filmmakers, Web designers, coffee shop purveyors or artists. When talk turned to a dance party the group had recently given at a nearby restaurant, their profession became clearer.[LIBRARIANS] “Did you try the special drinks? (...) the drink was numbered and the guests had to guess the name. “613.96 C[ojo al número, pincha, pincha]

Traduzco
como me place: ahora llevan camisetas con mensaje profundo y van de bares, como todo el mundo por otra parte, pero allí piden las copas en un lenguaje propio llamado CDU en el que, por ejemplo, un Cuba Libre se llama 338(729.1)

Now, there is a public librarian who writes dispatches for McSweeney’s Internet Tendency, a favored magazine of the young literati. “Unshelved,” a comic about librarians — yes, there is a comic about librarians — features a hipster librarian character. And, in real life, there are an increasing number of librarians who are notable not just for their pink-streaked hair but also for their passion for pop culture, activism and technology. “We’re not the typical librarians anymore”

Traduzco: que dice que hay tebeos sobre bibliotecarios, que hay bibliotecarios que influyen en la gente, y que ya no somos lo mismo gracias a la cultura pop, el activismo y la tecnología.
Why are people getting into this profession when libraries seem as retro as the granny glasses so many of the members of the Desk Set wear? “Because it’s cool” (...) How did such a nerdy profession become cool — aside from the fact that a certain amount of nerdiness is now cool? Many young librarians and library professors said that the work is no longer just about books but also about organizing and connecting people with information, including music and movies.

Traduzco: ser bibliotecario MOLA MAZO.

Ms. Campbell added that she became a librarian because it “combined a geeky intellectualism” with information technology skills and social activism.
También en el New York Sun pudimos leer la historia de los bibliotecarios más cool que organizaron una fiesta con cócteles clasificados según el Dewey Decimal System:
"Prepare to be shushed!" read the announcement for the event, at which the reference desk revelers downed cocktails with Dewey Decimal numbers instead of names. (...) "Guybrarians" were also in evidence. A private tutor, Orion Taraban, confided that librarians were "reserved" but "secretly passionate." An archivist at the YIVO Institute for Jewish Research, Jesse Cohen, said it was a good sign that the librarians were difficult to distinguish from the neighborhood denizens packing the bar.

Eso para que luego digan que los bibliotecarios nunca salimos en las noticias. O como dice esta otra señora del Huffington Post: Librarians Rarely Make the News. La autora nos revela algo interesantísimo: resulta que el reportaje del NY Times al que hacemos referencia todo el tiempo, no pasó desapercibido para nadie:
The article, featured in the Sunday fashion and style section remains, two days later, the most emailed article on the New York Times website, and the seventh most-blogged. Here's the big story: Librarians aren't all old. And some of them are downright cool and fun to be around.
Nos muestra la cara crítica de este reportaje: las críticas que ha leído en los posts de diversas bitácoras, y ofrece esta conclusión personal:
As a profession, I don't think librarians care if the public thinks we're cool: We just want the people we work for to know what exactly it is that we do. For all its emphasis on hipster librarians as another example of nerdy chic, the article's title perpetuates that most outdated image of librarians -- the Shusher -- implying that while these new young professionals might be trendy and -- dare I say it -- sexy, they are still fussy librarians who want to keep it quiet.

Traduzco on my way: a la postre artículos como este sólo llaman la atención a los bibliotecarios, que somos los que lo leemos y comentamos sin caer en que estamos perpetuando el estereotipo de la bibliotecaria rancia y a lo mejor la idea de que para mejorar debería ser más, digamos, sexy.

Pero hay otra cara de la noticia, digo, voy a dar otra noticia por la cara: Los bibliotecarios hacen algo más que mandar callar. Recomiendo la atenta lectura del artículo, porque hace referencia a una película llamada Hollywood Librarian, en la que tiene algo que ver la bibliotecaria Ann Seidl, autora de la página web del mismo nombre.

WASHINGTON — Men in tuxes and women in gowns smartly walk the red carpet at the Washington Convention Center, to the "woo-hoo!" of adoring fans. A cameraman records the procession; photographers angle for close-ups. One carpet-walker, a woman in blue sequins, strikes a come-hither pose, and a security guard taps a spectator on the shoulder. "Are they famous?" he asks. "No," she replies. "They're librarians."

Aquí va un trailer de la película, en YouTube:





Y toda esta monserga me ha venido a la cabeza, dolorida, porque llevamos oyendo desde las 9 de la mañana a un gaitero tocando la gaita en la Biblioteca. En serio. Si dejar pasar a un gaitero a tocar la gaita en la Biblioteca no es el paradigma del cambio de paradigma bibliotecario, del nuevo rol social de las bibliotecas, de la Biblioteca 2.0 y de la eslasticidad y multifuncionalidad de los espacios bibliotecarios... que baje San Lorenzo y lo vea.

¡Hala, a disfrutar!

5.7.07

Sobre si se liga o no se liga en las bibliotecas


Insistimos aquí sobre un asunto nunca del todo aclarado, por falta de pruebas fehacientes, pero que va saliendo a la palestra de cuando en cuando, en la tele, en los periódicos... sobre todo en verano, que parece que escasean las noticias, pero también a propósito de que es en verano cuando los periodistas van a las bibliotecas a ver gente estudiar (por aquéllo de los exámenes).

En enero del 2006 nos preguntábamos ¿Se liga en las bibliotecas? Hoy podemos afirmar que seguimos sin saberlo, aunque pruebas, haberlas, haylas. Y voy a darlas de forma confusa y desordenada, que es lo que más me gusta.

Por ejemplo, el otro día leíamos en el 20 minutos, que es uno de esos periódicos de mentirijillas que reparten gratis por la calle, la siguiente noticia:

290 máquina de condones en bibliotecas
Las bibliotecas son espacios donde los jóvenes van a menudo a estudiar cuándo no están en casa. También se han convertido en sitios de encuentro de este colectivo, donde se liga. Y también serán los puntos donde se instalarán más máquinas expendedoras de preservativos este 2007 y el próximo 2008.


Si la noticia es buena, los comentarios en el propio periódico (que no debe de aceptar más que trolls según se puede ver) son buenísmos:

GUARROS, queréis llevarnos a los jóvenes a la lujuria para que NOS OLVIDEMOS DE LOS PROBLEMAS. Es la vieja táctica de los políticos. Creen que con SEXO nos vamos a olvidar de los muertos del Líbano, de los pactos con la ETA, de la explotación capitalista, de la falta de libertades, etc. PUES LO LLEVÁIS CLARO, VICIOSOS. Voy a destrozar a patadas cada máquina que vea.

Lo que habría que hacer es cerrar las bibliotecas, esos centros de lujuria y desenfreno, o es que entre ... se leen un libro.

Bueno si las makinas las colocan en las bibliotecas se pueden caducar las gomas, en esos lugares donde se encuentran ratillas de biblioteca q no son capaces de apartar los ojos de unos apuntes o de un libro... tipo 9,99 selectividad....

Alguno se nota que no ha ido a una biblioteca en años. En cuanto se enteren lo que se liga en un biblioteca y con quién se liga no salían ni para comer.

no me jodas estas reprochando que si son las 12 de la noche que ssi buscas la farmacai de guardia??? no mejor te vas a la bibilioteca ?????estas zumbao????? no mejor que los pongan en las guarderias que los niños cada vez empiezan antes, joder que peña , los comprais de 1 en 1 o que no es mas facil comprar 12 o 24 ?????? dios a saber cada cuanto rellenan la makina ???? que gente que los vendad tambien con las coca colas que pongan un boton mas y listo

Pero lo que no sabemos en las bibliotecas es que si vendemos condones en los baños... ¿cómo decirlo? Vendemos chocolatinas en la máquina de vending de la entrada, y nos manchan de chocolate los libros. Pues eso. Y puede dar lugar a problemas como los que contaba el otro día un colega documenta-listo en su Re-pública:

¿Qué harías si, estando como una cuba, y mas calentorra/o que el té de la srta. Fletcher, te da por meterte con tu acompañante al servicio del bar a hacer la “caidita de roma” y el encargao del mismo te pilla in-fraganti?. Pues está claro, llamas tu misma/o a la policia y pides la hoja de reclamaciones por que no te dejan follar a gusto en el establecimiento. [Sigue una transcripción parsial de la hoja de reclamasiones] "Sin tener identeficadamente el servisios a los usuarios del estebesimiento del local delimitados sin son masculinos o feminos el encarcargado Jose Manuer Rodurdez […] supuso que manteniamoz relasiones, sin haberlo visto, y despuer de pagar nuestra deudas de copas quicimos que despues nos pusieran otras consummision y queriendo abonar las demas consumisiones que se negaron a ponernos …."

Otro problema que se puede uno encontrar es que a la superioridad competente le asuste el ligoteo más que un ataque preventivo de El Eje del Mal y anden a la caza del ligante como especie que debe ser combatida. En el año 2005 pudimos leer en el periódico la noticia de que una bibliotecaria de Harvard había denunciado a la Universidad, que bloqueaba sus posibilidades de promoción profesional porque decían que la chica era "demasiado sexy".
A Harvard University librarian claims in a lawsuit that she has been rejected repeatedly for promotion because she is black and is perceived as just a “pretty girl” whose attire was too “sexy.” (...) she “was seen merely as a pretty girl who wore sexy outfits, low cut blouses, and tight pants.”

Lo cual (lo visto en la noticia de Harvard, de la bibliotecaria demasiado sexy) es un aparente problema que, sin abogados ni zarandajas, han resuelto estupendamente los chicos de Frikitecaris en un comentario de hace pocos días:
Nadie discute que la bibliotecaria sea parte del mobiliario de la biblioteca, diferenciada de aquél por su escote y/o por su faldita. No obstante, esa aparente discreción no concuerda con la realidad: la bibliotecaria es el centro de todas las miradas. Así, no es de extrañar que todos quieran ligar con ese témpano de hielo bajo el que se esconde un torrente de fuego. Todos los hombres quisieran tener a alguien así a su lado, aunque es harto difícil dada la escasa sumisión de ella.
Comentario que nos lleva a pensar ¿nos estamos perdiendo algo? ¿No debe ser mejor explotada esta vena ligotecaria sexytorrencial e insumisa de los bibliotecarios y las bibliotecarias? ¿Puede o debe el atractivo personal -librarian chic- influir en el fluido desenvolvimiento de las funciones de éste que, humorística y muy acertadamente ha sido calificado como "el segundo oficio más antiguo del mundo"? ¿No podría el knowledge management descubir nuevos talentos para la interacción con los usuarios? ¿Eh? Pues sí, resulta que ya se le ha ocurrido a alguna red de bibliotecas, según nos informa (con grande cachondeo) mi colega y vecino de península, O Bibliotecario Anarquista:
[Aquí va la noticia]
Vienna’s City Hall has set up a “sex hotline” to raise money for the remodeling and expansion of this capital’s main public library. According to a news release, “Anne Bennent, a famous Austrian stage and film star, reads passages from Vienna library’s collection of 1,200 works of erotic fiction from the 18th, 19th and 20th centuries.” Apparently, each caller pays 53 cents per minute to listen to the actress’ sexy voice as she reads selections from the library’s “special” collection.

[Aquí la fantasía de OBA]
Os cortes orçamentais previstos para 2007 que obrigaram várias Bibliotecas da Rede de Leitura Pública a apertar o cinto estão a ser resolvidos com «medidas pontuais e inovadoras destinadas à obtenção de meios financeiros para fazer face à crise». É o caso do novo Serviço de Referência “SEXY HOT” Telefónico que irá ser inaugurado em breve por uma biblioteca pública que não quis revelar o nome. «A ideia é permitir ao utilizador que faz a pergunta de referência típica por telefone, do género, “que livros têm sobre o papel da Igreja em Portugal nos séculos XV e XVI?” não se limite a receber uma resposta monótona a reencaminhar para uma série de referências bibliográficas bastante aborrecidas, mas antes um sussurro erótico e tentador com um leve sotaque estrangeiro (da preferência do leitor) que o/a encaminhe particularmente excitado para a documentação pretendida. Prevê-se que com o custo das chamadas a 50 cêntimos, a referida biblioteca receba mais de 1200 pedidos de informação diária por telefone. Por último, fontes fidedignas ligadas ao Ministério da Cultura garantem que esta medida vai proporcionar à biblioteca em causa um ACRÉSCIMO NA RECEITA na ordem dos 240 000 € anuais e à LEITURA PÚBLICA um aumento na ordem dos 854%.
Y aunque esté mal el descuidar el tema del post, porque ya sé que no estoy hablando del ligoteo sino de la lubricidad sicalíptica usada para atraer usuarios y fondos (dinerarios, no bibliográficos) acabo casi con una foto que circula por ahí y yo encontré en el Flickr, y luego vuelvo a mi tema:

Eso. Termino el tema volviendo a lo de ligar, con un viejo post de Catorze sobre la elevación de hormonas en periodo de estudio y su incidencia en los hábitos de los usuarios de bibliotecas:
¿Creeis que es cierto que mucha gente va a la biblioteca a ligar? Mi opinión, siendo sincero, es que sí (y pondría esa motivación más adelante en la lista). Normalmente en esos días no se mueve ni un libro de la estanterías y, pudiendo estudiar en casa con los apuntes propios, qué puede mover a tantos estudiantes a desplazarse hasta un lugar lleno de gente que en muchos casos no deja de ir de aquí para allá? Pues quizá las ganas de eso mismo, de pavonearse y tirar la caña a ver si pica algúna trucha (o algún trucho, vamos).
Mentí. No he terminado. Me he acordado de otra cosa que leí el otro día en Sólo Otro Blog Infame, sobre la fauna de biblioteca (entre la que se encuentran El Funcionario, El Friki, el Relaciones Públicas o La Zorra):

La zorra es aquella persona que se presenta en la biblioteca con la única intención de ligar o calentar a quien pueda, ni más ni menos. Entra a eso de las 11 de la mañana gracias a que el relaciones públicas le tendrá preparado un sitio en que sentarse y comienza su espectáculo. La zorra no lleva apuntes, ni falta que le hace, eso da igual, lo único importante es presentarse perfectamente maquillada y perfumada, con modelito guay (chanclas y bermudas, para la versión masculina de zorra) y ya está. El día será completo. Lo único fundamental para ser una buena zorra de biblioteca es hablar y reírse mucho, y hacerlo de forma muy escandalosa, dar por culo cuanto más se pueda mejor, llevar tacones del número 8 en la escala Richter y correr mucho cada vez que les vibre el móvil para que todos vean que los lleva puestos.

Claro que con este look, quién va a ligar ¿no?
:-D

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