Se han dicho muchas tonterías sobre la imagen social del bibliotecario. Más sobre la bibliotecaria. Y sobre todo se han dicho en inglés. Yo voy a decir una cuantas tonterías más, en español, pero sobre todo voy a intentar colgar fotos que reflejan nuestro lado más extraño.

16.5.06

Célebres pero por otra cosa (10)

No, no termina el catálogo de bibliotecarios célebres pero por otra cosa con el cisne de Nicaragua; todavía hay más. Y eso que no he recurrido (ni voy a recurrir, creo) a personajes de la Antigüedad que se dedicaron a esto de las bibliotecas (¿Calímaco de Cirene es célebre? y de serlo ¿por ser bibliotecario? ¿por bibliógrafo? ¿por poeta? no sé, son temas que se me escurren, de modo que no saco bibliotecarios de la Antigüedad). Tampoco voy a contaros la pléyade de santos, beatos y venerables que fueron bibliotecarios (lo dejo para otra ocasión); nos basta aquí con Santa Matilde de Hackeborn; y ya sé que San Beda el Venerable es el padre de la bibliografía, o que si Casiodoro, o que si el bisbiseo de San Anselmo, qué se yo. Me dedicaré -casi- a lo que hoy se pueda llamar célebre. Como de costumbre, abundancia de escritores, pero siempre aparece entre ellos algún bicho raro bibliotecario. Allá va la décima entrega:




Friedrich Engels (1820-1895).
Pareja de hecho de Karl Marx durante años, este empresario revolucionario de familia burguesa, protestante y conservador, fue enviado por su padre a Manchester para supervisar una fábrica de algodón propiedad de la familia pero allí se le abrieron los ojos a las condiciones de vida de sus empleados y se puso a estudiar y a escribir; conoce a Karl Marx en Inglaterra y comienza su colaboración, que consistía en que Marx pensaba y escribía, y Engels ponía orden en los papeles y mantenía económicamente a Marx y a su familia. Escribieron al alimón el Manifiesto Comunista en 1848. Fueron juntos a Alemania para lo de las Revoluciones de 1848 pero se volvieron a Inglaterra, exiliados, en 1850: Marx en Londres, y Engels en Manchester (recuperó la propiedad de la fábrica paterna) se escribían todos los días, hasta que en 1870 Engels se trasladó a Londres con su amigo, al que acompañó hasta la muerte de Marx en 1883. Las hijas de Marx le conocían como "El General". A la muerte de Marx se dedicó a recopilar sus escritos y ponerlos en orden, de modo que llegó a editar los tomos 2 y 3 de "El Capital" de Marx. "Tras la muerte de Marx en 1883, Engels se convirtió en el líder indiscutido de la socialdemocracia alemana, de la segunda Internacional y del socialismo mundial, salvaguardando lo esencial de la ideología marxista, a la que él mismo había aportado matices relativos a la desaparición futura del Estado, a la dialéctica y a las complejas relaciones entre la infraestructura económica y las superestructuras políticas, jurídicas y culturales." [Wikipedia]. ¿Y bibliotecario? Pues sí, en varios sitios he leído que Engels fue bibliotecario, pero no decían nada más: ni cuándo, ni dónde, ni cómo ni por qué. Me quedo con la duda, pero no me voy a leer la biografía de Engels para averiguarlo. Además, me leí la de Goethe que escribió Cansinos-Assens (más de 300 páginas) y la disfruté, pero no menciona que fuera bibliotecario; también me leí la de Rubén Darío, antología poética incluida, y no decía mucho. De modo que por qué no inventarlo: Friedrich Engels trabajó como ayudante del bibliotecario en Londres, en la Biblioteca del Imperial College entre 1872 y 1888 ¡a los 68 años, post-jubilado! en que fue expedientado por su pasado revolucionario. ¿Qué tal? ¿Cuela?




Nadezhda Konstantinovna Krupskaya (1869-1939).
La mujer de Lenin ocupa por derecho propio un lugar en la historia del movimiento socialista. Y era bibliotecaria. ¿Recordáis aquéllo de que detrás de un gran hombre etc. etc.? Hemos leído que Hipólito Escolar ("el" historiador de las bibliotecas) dijo que Lenin fue el político del siglo XX que más había hecho por las bibliotecas. Tanto Lenin como la Krupskaya creían en la decisiva importancia, en el poder de las bibliotecas para promover la educación; Krupskaya creía que los libros infantiles eran "una de las armas más poderosas en manos de los socialistas para la educación de las nuevas generaciones". Fue subsecretaria del Ministerio de Educación de los Soviets entre 1929 y 1939: su concepto de educación iba más allá de las escuelas, y pasaba por la alfabetización de adultos, la educación permanente, la emancipación de la mujer, el fin de la religión y la organización de la propaganda oficial. Desde la Revolución Soviética se centró en la promoción de las bibliotecas: estableció una escuela profesional de bibliotecarios en San Petersburgo, escribió mucho sobre bibliotecas, diseñó y desarrolló el sistema bibliotecario soviético, estableció la teóría según la cual sólo un bibliotecario bien versado en marxismo-leninismo podía evaluar la conveniencia de un libro para una biblioteca, y hasta sus últimas palabras fueron sobre bibliotecas. Posiblemente es además la creadora del sistema de clasificación de la Biblioteca Lenin según el cual, en una estructura jerárquica decimal y arborescente todos los conocimientos (todas las materias) derivan del materialismo dialéctico. Más información.


Marcel Proust (1871-1922).
El autor de "En busca del tiempo perdido", uno de los puntales de la novela del siglo XX, fue bibliotecario entre 1895 y 1900 en la Biblioteca Mazarino, de París. Dicen que un buen escritor es antes un buen lector, y que un buen lector se hace en las bibliotecas: Marcel Proust fue un usuario asmático que huía del polvo de los libros que nadie leía, y llegó a ser un bibliotecario asmático que evitaba el polvo de los libros que nadie leía. No es mal método de evaluación sobre el uso de las colecciones: ponga un asmático en su biblioteca para detectar los libros menos usados (ni índices de lectura ni algoritmos de búsquedas: asma). Además de su singular método de evaluación sobre el uso de las colecciones, Proust nos legó a los bibliotecarios del futuro varios avances técnicos, algunos insospechados: un sistema de selección y adquisición bibliográficas ("El hallazgo afortunado de un buen libro puede cambiar el destino de un alma") o un informe sobre las pautas cognitivas del aprendizaje de la lectoescritura ("Parece que la afición por los libros crece con la inteligencia, un poco por debajo de ella, pero en el mismo tallo"). Además, y esto no tiene precedentes, anticipó el hipertexto cuando, en las primeras páginas de "A la recherche..." nos cuenta cómo al mojar una madalena en una taza de té el sabor, el aroma, el ambiente generado entre su pituitaria y su paladar le evocó tantos aspectos y episodios de su infancia perdida que le lleva más de 20 páginas contárnoslo. Hace muchos muchos años yo sugerí en Iwetel que el hipertexto era un sistema de relacionar textos por medio de evocaciones que bien podían ser hiperestésicas, poéticas, sincréticas, metonímicas o alucinógenas; que cuando navegas por el hipertexto y pinchas en un enlace y vas a otro documento donde pinchas y vas a otro documento donde pinchas y vas a otro documento donde pinchas y vas a otro documento, el tráfago vertiginoso de palabras que se genera es algo bastante parecido a las evocaciones magdalenienses proustianas. Es mi teoría. Regalo tema de tesis doctoral. Por otra parte, y ya termino, no es ésa la única relación entre las madalenas y las bibliotecas.



Lewis Carroll (1832-1898).
Charles Ludwidge Dogson: matemático, fotógrafo y escritor inglés, célebre por su relato "Alicia en el País de las Maravillas", este hijo de un pastor protestante ingresó en la Universidad de Oxford, en el Christ College, a los 18 años, y allí pasó el resto de su vida. Se licenció en Letras, fue contratado como ayudante de bibliotecas ("sub-librarian") en la Universidad de Oxford, y se dedicó a dar clases de matemáticas, particulares y en la Universidad, y a colaborar en revistas literarias; de 1891 a 1898 trabajó como profesor de matemáticas en un colegio privado de niñas en Oxford. "Su temprana carrera académica osciló entre sus éxitos, que prometían una carrera explosiva, y su tendencia irresistible a la distracción. A causa de su pereza, perdió una importante beca, pero, aun así, su brillantez como matemático le hizo ganar, en 1857, un puesto de profesor de matemáticas en Christ Church, que desempeñaría durante los 26 años siguientes (aunque no parece haber disfrutado especialmente de su actividad). Cuatro años después fue ordenado diácono. En Oxford se le diagnosticó epilepsia, lo cual por entonces constituía un estigma social considerable". [Wikipedia] Un día llevó a un paseo en barca por el Támesis a tres niñas, entre ellas Alice Liddell, hija de su decano en Oxford, y les contó un cuento que luego puso por escrito e ilustró a mano y regaló esas Navidades a la niña Alicia: se trataba de la primera fase de "Alicia". Las tres hijas del decano solían jugar en el jardín trasero de la biblioteca, bajo la ventana del reverendo Dogson, y éste tomó la costumbre de fotografiarlas en el jardín (Lewis Carroll es uno de los pioneros de la fotografía). En 1856 la mujer del Decano le pidió que dejara de hacer posar a sus hijas para las fotografías y dejara de visitar a Alicia y de hacerle regalos; la relación no terminó, de todos modos, hasta 1863. La cosa es que Alicia con el tiempo se hizo mayor, se casó, se fue a vivir a otra ciudad y... allí se hizo bibliotecaria. Eso es lo que no dicen los libros de Historia. Y puede que sea eso lo que ha legado Lewis Carroll a la moderna biblioteconomía, además de una entrada de "Dogson, véase Carroll" en el catálogo de autores y una eterna manía de clasificar su obra maestra entre las infantiles, como si lo fuera.



Lee Harvey Oswald (1939-1963).
¿Quién dice que el asesino de Kennedy fuera bibliotecario? Yo no. No me atrevo ni a afirmar que este hombre asesinara a Kennedy, partidario como soy de las teorías conspiratorias, o conspirativas. Pero la cosa es que a este hombre la Comisión Warren lo encontró autor de los disparos que mataron a John F. Kennedy el 22 de noviembre de 1963 y que salieron de una ventana del "Texas Book School Depository" de Dallas, donde trabajaba desde hacía unas semanas. El Texas Book School Depository está ubicado en el 411 de Elm Street, y es un amplio edificio construido en 1903, que fue propiedad de la "Texas Book School Depository Company" hasta el asesinato del presidente, cuando el edificio se cerró, y 25 años despues fue comprado por el Ayuntamiento de Dallas para dependencias municipales, y se reservó la 6ª planta, desde donde se disparó, para crear una exposición permenante sobre Kennedy, incluyendo un Centro de Documentación. ¿Y qué es un Book Depository? Pues algo como un almacén de libros, en este caso un almacén de libros para ser repartidos a las escuelas y bibliotecas escolares: los colegios y los institutos hacen públicas las listas de libros que van a recomendar, y que éstos se pueden conseguir a través del Book Depository. Osea que supone: a) la existencia de bibliotecas escolares y b) la coordinación entre éstas, los colegios, la administración y las editoriales. Conclusión: en España nunca sufriremos un magnicidio como el de Kennedy. Por último: Oswald murió dos días más tarde, cuando lo trasladaban de la comisaría, por los disparos de Jack Ruby, un patriota, traficante de drogas y dueño de un popular puticlub de Dallas. Sic transit gloria mundi.

5 comentarios:

  1. A pero entonces quedamos en que Oswald mató a Kennedy???
    Pues yo sigo pensando que no... aunque no dudo de su trabajo como "gestor del conocimiento" en este caso en la distribución del material librario :P :P

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  2. En realidad Kennedy vive en una isla del pacífico, junto con otros cadáveres ilustres como John Lennon o Adolf Hitler; fueron trasladados allí por extraterrestres contratados por la CIA como parte de una conspiración de Microsoft.

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  3. Anónimo18.5.06

    Siempre es un placer leer al Odd Librarian, pero en el epígrafe dedicado a Proust se supera: ¡Qué profusión de esdrújulas, con lo que me gustan!(mojadas en el té, por supuesto, que si no, se añusgan) ¡Sigue, sigue así, deleitando mientras enseñas!

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  4. Brújula, más que brújula. Anecdótica y sicalíptica, búscame en el catálogo, enchúfate a la díscola bitácora y escríbeme una metáfora. Ándele.

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