Se han dicho muchas tonterías sobre la imagen social del bibliotecario. Más sobre la bibliotecaria. Y sobre todo se han dicho en inglés. Yo voy a decir una cuantas tonterías más, en español, pero sobre todo voy a intentar colgar fotos que reflejan nuestro lado más extraño.

11.10.07

El bibliotecario borracho


Le pregunté hace unos días a un colega de profesión y compañero de farras (un pez gordo, oiga, no se vaya a creer) si leía este blog, y me contestó: "Cómo no lo voy a leer, hombre, con esos comentarios tan chisposos...". Y se lo agradezco, porque me sirvió de inspiración para mi entelarañado blog. De ahí lo de hoy sobre el bibliotecario chisposo, el achisparse en la biblioteca, y cosas que tengan que ver con las tangenciales relaciones entre los bibliotecarios y el alcohol de beber ingerido en cantidades abusivas. Todo llegó a mis mientes cuando leí, el pasado 1 de octubre, la siguiente noticia en la prensa canalla:


CHIVAS REGAL LANZA NUEVO WHISKY DE LUJO EN NUEVA YORK: CHIVAS REGAL 25 ORIGINAL lunes, 01 de octubre de 2007

NUEVA YORK / PR Newswire.- la noche del pasado 29 de Septiembre cobijó el lanzamiento del suntuoso nuevo whisky escocés Chivas Regal 25 años en un impactante evento internacional celebrado en la Biblioteca Pública de Nueva York. Celebridades, invitados VIP y los medios se reunieron para presenciar el regreso del Chivas Regal 25 original a la ciudad de Nueva York casi cien años después de su primera presentación. La estrella de Hollywood, Julianne Moore, con un vestido de Lanvin resaltado con pulseras de Fred Leighton, cautivó a los curiosos mientras que la artista de jazz y ganadora de un Grammy, Diana Krall, fue quien aportó el entretenimiento, creando la mezcla perfecta entre el glamour de Nueva York y el alma escocesa...
Yo ya he hablado en otra ocasión de las oportunidades que nos ofrece la biblioteca para celebrar una fiesta, pero no se me ocurriría alquilar el local para la presentación o relanzamiento de un güisqui, con tanto glamour, lamé y perlé como destilan las celebridades que fueron a lo de Chivas en la New York Public Library el otro día. Y me hizo pensar en el Bibliotecario Borracho... ¿dónde había leído yo algo de El Bibliotecario Borracho? ¡En una tira cómica! Ahí va:

La verdad es que no la he comprendido en absoluto, que es lo que me suele pasar cuando leo algo en inglés u otros idiomas bárbaros, pero eso es lo de menos ahora; la cosa es que mis redes neuronales privadas, sin uso alguno del alcohol en ese momento, me recordaron que una de las ex-bibliotecarias más famosas del mundo está casada con uno de los ex-alcohólicos más famosos del mundo, y creo que eso sí que merece mi atención. He leído en alguna parte que George Bush jr. va contando por ahí que a él le salvaron del abismo de la bebida entre Dios y su mujer, Laura, ex-bibliotecaria reconvertida en humorista (¡como yo, andá!).
Por lo general, Laura habla de libros y niños. El libro infantil inculca los valores con mayúscula para el clan Bush. Recuérdese la retórica conservadora de Bush sobre valores y moral –oposición al matrimonio gay, al aborto, etc.– que prende fuerte en el sector rural y religioso de Estados Unidos. Para algunos, Laura es la real artífice de que Bush hijo esté hoy a la cabeza de su país. “O Jim Beam o yo” le exigió al entonces marido alcohólico de 40 años. El pasado con el alcohol de Bush volvió a tematizarse cuando hace dos años las mellizas Jenna y Bárbara, aún menores de edad, fueron denunciadas por beber alcohol sin permiso. [Página12]
Bush alternaba sus actividades profesionales con salidas diarias por boliches nocturnos junto a su amigo de infancia Clay Johnson. Poco tiempo después cayó en el alcoholismo. "A los 40 años, George W. no tenía futuro alguno", reconoce su primo John Ellis. Un día, tras una borrachera terrible de la que despertó manchado de vómitos resecos, cayó de rodillas e imploró la ayuda de Dios. Fue el comienzo del gran cambio. (...) Apenas accedieron a la Casa Blanca, George y su mujer Laura restablecieron el uso de la etiqueta, rompiendo con la informalidad de la era Clinton. Corbata y traje negro fueron nuevamente obligatorios. Y hoy a Bush sólo se lo puede llamar "el presidente". Para todos, la nueva regla es irse a la cama a las 22 horas. Marido y mujer oran juntos antes de dormir. El año pasado el jefe de la bancada republicana declaró ante una congregación bautista reunida en Houston que el propio Dios había colocado a Bush en la Casa Blanca y que hoy se servía de él para "promover una visión bíblica del mundo". [Soberanía]
De modo que, presumiblemente, el alcohol se acabó en la Casa Blanca, en el Capitolio, en la Biblioteca del Congreso... pero no en la Biblioteca Pública de New York, que debe de estar gobernada por demócratas...

Por lo demás, qué puedo yo decir, pobre de mí, que he dejado la bebida -pero no recuerdo dónde- y que lo que sé hacer es comentar las chisposas fotos que me voy encontrando por acá y acullá, la mayoría robadas del Flickr:

Esta está tomada en Austin, Texas, por retomar el tema de los Bush, que son de allí. ¡Qué bonito, qué romántico imaginar a los jóvenes novios, ella trabajando en la Austin Library, él revolcado en sus vómitos resecos en el callejón de atrás del Saloon!

Y es que siempre ha habido cercanía entre bares y bibliotecas, aunque vds. no lo sospecharan: ahí ven la foto de un vaso del merchandising de una cervecería que parece una biblioteca, la "Library Alehouse", que es un bar de Santa Mónica, California, que hasta publica una revista llamada "The Librarian".

"Yo no sabía que los bibliotecarios bebieran martinis" dijo ella... Forma parte de las ilustraciones de un libro llamado "The Dewey Decimal System of Love", que no le leído a pesar de estar escrito por una bibliotecaria llamada Josefina, cosas tiene la vida. La fotico hace referencia a una tal "party girl", cuyas aventuras, borracha como una cuba, en la biblioteca, pueden ver vds. en este vídeo:


Pero no hace falta entrar por la ventana de noche en la biblioteca para emborracharse dentro. Se puede hacer a plena luz del día, y por el propio personal de la casa. Véanse ejemplos:

Aunque de estas dos chinitas sonrientes no me fío un pelo. Si son bibliotecarias, como ellas mismas afirman, ¿qué es esa báscula de pesar papel? ¿Es que ahora las Reglas de Catalogación obligan, además de a contar las páginas, a medir la cubierta, a decidir si son lám. o il. nos van a obligar a pesar los libros? ¿Eh?

O este señor tan respetable, que como mínimo debe de ser un referencista jurídico, acabándose él solito un pack de cervezas que ha caído en el carrito bibliotecario bajo el rótulo "Everything must go", que no significa "Todo el mundo al suelo" sino "Esto está en venta" (véase pantalla de ordenador a 35 $). ¿Cuánto costará el bibliotecario achispado?

Esta es una foto que si yo tuviera que taguear (digo clasificar) la calificaría de BIBLIOTECARIA - DESTAPE - BIBLIOTECARIO - DESCORCHE para aumentar las visitas a mi blog. ¿O no?

Estamos de acuerdo en que esta foto es todo un clásico de los blogs bibliotecarios, incluso creo que yo la he sacado ya en un par de ocasiones, y aún no he visitado el Library Bar de New York, cachis. Ahora miro en el Google a ver la URL del Library Bar de NYC y me encuentro con esta multitud de Library Bar allende los mares:
El de Alburquerque en particular, según se ve en su página, está atendido por estas lozanas zagalas:



Pero veamos ahora fotos decentes. Allá va una serie de imágenes de exteriores e interiores de algunos de los múltiples engendros entre bar y biblioteca. Supongo que son casos de biblioteca híbrida, o de bar híbrido, no se sabe.










Y ahora vamos a ir acabando con unas cuantas tonterías más, como por otra parte es habitual por estas uerreeles.


Como estas dos fotos que atestiguan las similitudes entre bares y bibliotecas, o al menos entre las estanterías de unos y de otras.

Un gallego imaginativo...

Un estudiante de Stanford aburrido de tanto papel...


Un par de chinos aburridos...

Esta es la penúltima foto que cuelgo hoy: se trata de una reflexión sobre la interacción entre el alcohol y la lectura, o entre la biblioteconomía y la dipsomanía, o entre la literatura y la borrachura.

Y con esta terminamos: LOS BIBLIOTECARIOS TAMBIÉN BEBEN.

¡Hala, a disfrutar!

31.7.07

Avance de temporada


Como los grandes modistos, presentamos aquí la ropa que se va a llevar en las bibliotecas el año que viene, para asombro de unas y envidia de otras. Esta pasarela bibliotecaria virtual lo es tanto (tan virtual) que no se limita a la próxima temporada otoño-invierno, ni a la de primavera-verano, sino que plantea una moda bibliotecaria ubícua, atemporal, simbiótica, sincrética y ambigua, con toque elegantes de librarian chic, especial atención a los complementos, y sin descuidar la bisutería, tan necesaria en estos tiempos que corren de falsas apariencias.

Como dice mi colega admirada y nunca bien comprendida Glamourbibliotekaren (The Glamorous Librarian):
Tenkte kanskje denne kunne inspirere litt - en kjolekledd bibliotekar med glamorøst hår og klassisk filmstjernemakeup, lett henslengt oppå stabler av tidsskrifter.


No busquen estas prendas en Zara ni en El Corte Inglés; no miren en los escaparates de las calles peatonales; no recorran los centros comerciales de la periferia de las ciudades: estas prendas no se venden. O al menos yo no las vendo. Me limito a exponer lo que he ido encontrando por ahí...

Como estos zapatos que encontré en el blog de una chica que dice que trabaja en una biblioteca escolar, y que freudianamente se compró... Yo conozco varias bibliotecarias chic capaces de esto y más (en cuestión de zapatos, digo).


O esta camiseta que vendían en no sé qué tienda virtual con el reclamo de "naughty librarian" y "sexy!", aunque a mí me parece de bailarina de can-cán en una película del Oeste que se desarrolle cerca de Tijuana. Pero bueno.

O esta otra que encontré en una revista de cotilleos, con una Victoria Beckham (ex-Spice Girl) disfrazada de Librarian Chic (severa falda diplomática, altos tacones, blusa blanca con chorreras de juez y gafas modelo Torremolinos'77). El de al lado, disfrazado de Starsky (ex de Hutch) creo que huega al fútbol, o algo así.

Nada que ver con la ligereza y espontaneidad de la colección "I fell in love with my librarian" de la firma australiana Limedrop (de venta en todo Australia... ¿o se decía toda Australia?). No sé. Pero allá va otra imagen de la misma colección:

En el mismo ámbito anglosajón pero más en el tono de mis colegas frikitecaris tenemos esta camiseta para echar la bronca al usuario que se retrasa en la devolución (de nada majos):

Subiendo un poco más, al norte y a la derecha, en nuestra búsqueda del centro comercial perfecto, nos encontramos con un pase de modelos de Bibliotecarias Suecas. Las Bibliotecarias Suecas son unas señoras que en los años 60 y 70 del felizmente extinto siglo XX venían a las playas hispánicas a lucir cacha porque en su país hacía mucho frío y tenían que llevar medias tupidas hasta en verano, como demuestran levemente estas fotos, de sus hijas ya:







En cuanto a la bisutería, ya mencionada, hay una marca llamada "Dirty Librarian Chains" que vende piezas con nombres sacados de nuestra jerga pofesional (unbound, tracings, subject, call number, source, abstract...) y cuya creadora -que no es bibliotecaria- llamó así "porque le evocan la inteligencia y la elegancia, el espíritu rebelde con un toque sexy". A las pruebas me remito:







Aunque bueno, para demostrar que no es cierto que no se pueda conseguir en tiendas como Zara un auténtico look Librarian chic, aquí van opiniones de las lectoras, que componen su armario virtual mirando en catálogos virtuales para imaginar looks virtuales de personas reales que no son o no llegaron a ser:



¿Y para nosotros, qué? Como decía aquél famoso anuncio de los 70 de bragas y calzoncillos...

Y para quien ande algo mal de dinero o de tipito, siempre nos quedará la imagen virtual de la bibliotecaria. Y digo bibliotecaria porque allá en el otro mundo, o sea en el Second Life, sé que abundan las bibliotecarias de muy buen ver que son en realidad hombres de pelo en pecho (en su First Life...). Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión, como decía Bastian Baltasar Bux en una novela que en una época de mi vida leía yo todos los veranos en vacaciones, lo que me recuerda que comienzo las mías dentro de media hora de modo que... ¡hala, a disfrutar!




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