Se han dicho muchas tonterías sobre la imagen social del bibliotecario. Más sobre la bibliotecaria. Y sobre todo se han dicho en inglés. Yo voy a decir una cuantas tonterías más, en español, pero sobre todo voy a intentar colgar fotos que reflejan nuestro lado más extraño.

29.12.09

Katia, 21 ans, fantasme à la bibliothèque



Je suis étudiante et je ne suis pas sûre d’avoir mes examens cette année. Pour une raison toute simple. A chaque fois que je vais en bibliothèque, je n’arrive pas à me concentrer. Dès que j’arrive dans la salle de lecture je suis prise d’une excitation sexuelle qui me dévaste. Je ne suis qu’une vague. Pourtant dehors j’ai une vie normale, un petit ami cool, c’est une gentille relation. On a une vie de couple. Mais je ne sais quel fantôme agite la bibli. Je sens mes seins durcir, se soulever, je commence à mouiller grave, je regarde la bouche des mecs qui sont là plongés dans leur livre et penchés sur leur ordi et malgré toutes mes résolutions, je fonds. [ELLE.fr]

Este testimonio escalofriante de una lectriz de ELLE.fr que no sólo encuentra al fantasma en la biblioteca sino que se deja seducir dulcemente por él, o ella, o ello, o elle, me recuerda la bonita foto que publicó BiblioteKaro, del propio fantasma:

(ojo, que el fantasma "confiesa que ha vivido")

Pero cuando se habla de "el fantasma de la biblioteca" yo ya no sé si se están refiriendo al bibliotecario, al "listo que todo lo sabe" -en la acepción castiza de "fantasma"- o de un lector posible, quizá como este, silencioso donde los haya:

O que se refieran a los fenómenos para anormales en las bibliotecas:

Como esta joven, que se quedó así de boquiabierta y ojiplática al enterarse de las horas del día que pueden llegar a destinar cientos de bibliotecarios en todo el planeta, simultáneamente, para decidir si será dos puntos o punto y coma, catalogando el mismo libro.

Para todos, propios y extraños, recomiendo yo la lectura de este libro:

Pero termino con otra foto que ya comenté aquí, hablando de "el baile de los carritos" donde encontré la transposición bibliotecoide de las caras de Bélmez en un carrito volcado, quizá por fuerzas ocultas...



21.12.09

El gordo en la biblioteca

Dice la Srta. Pepis que de los grandes clásicos que marcan el calendario de las invectivas son la columna de Manuel Vicent por San Isidro contra las corridas de toros, y mi invectiva navideña contra la lotería, que aunque no es anual ni puntual y se repite, deja su huella.

Saben mis amigos que mis tres fobias son:
  • la lotería
  • los musicales tipo Broadway
  • la tuna
Y mis tres aficiones:
  • la letra impresa
  • la comida presencial
  • la música auditiva
Dicho lo cual no que resta otra que comenzar, sólo que en esta ocasión veremos de relacionar el mundo de las bibliotecas con el de la lotería.

La lectura trae el premio gordo ( La Voz de Asturias - 16/12/2009 )

´Leyendo te toca el gordo´. Bien podría ser este el eslogan de una campaña para el fomento del hábito de la lectura. Efectivamente lo es. Pero es que además es la posibilidad real que ofrece la biblioteca de Colombres a todos sus usuarios quienes, junto a su préstamo bibliotecario, reciben estos días una participación de 20 céntimos para el próximo sorteo de la lotería de Navidad. "No sabemos si ha sido por esto o no, pero lo cierto es que el número de préstamos casi se ha duplicado en estos días" (...) caigan o no los millones, "leyendo siempre toca el Gordo", sobre todo en Colombres.
Ya vimos como en la misma cornisa cantábrica hace pocas semanas una biblioteca universitaria ofrecía a sus usuarios un condón con cada préstamo. Bien, es otra manera de hacer marketing. Yo soy más partidario del 2x1 o del "todo a 100": el futuro es de los chinos, copiemos sus estrategias.

Regalar un condón con un préstamo es toda una promesa de lecturas compartidas e interrumpidas, y demuestra conocimiento de los sanos hábitos locales; regalar lotería, en cambio, nos identifica con la mercería, supone ofrecer una vana promesa de lecturas inquietas, sobresaltadas, ansiosas y, en la inmensa mayoría de los casos frustradas.

El gordo no entrará en la biblioteca, no.

Pero ¿y la gorda? Sin faltar, me dirán vds. Pero yo hablo de otra cosa, yo hablo de teatro esta vez. Que me relaciona el gordo con la gorda, y la gorda con la biblioteca, Q.E.D. Resulta que el cómico Luis Gnecco lleva a cabo en su obra "La Gorda" un personaje, Daniel, que se roba el montaje a punta de su humor negro y constantes ironías en contra de la rolliza protagonista:

Daniel, el oficinista que no para de burlarse de la atracción que Tomás (Luciano Cruz-Coke) siente por una bibliotecaria con más de 30 kilos de sobrepeso (Eileen Rivera), "no es que yo sea cruel, pero me muevo con un humor negro".


Con un toque de humor, amor y mucha provocación llega a Colombia la obra que está arrasando las taquillas del mundo entero: “Gorda”. Bajo la dirección del uruguayo Mario Morgan, esta pieza teatral nos cuenta la historia de una coqueta bibliotecaria con más de 30 kilos de sobrepeso que enamorará a un hombre guapo y exitoso, con su personalidad arrolladora.



Por concluir de alguna manera: "vale más bibliotecaria rolliza y simpaticona que 20 documentaloides ofreciendo el gordo de la lotería por unos préstamos de más".

He dicho.



11.12.09

Batgirl y el ataque de los virus informáticos

Bien, a estas alturas de la película ya todos sabemos que Batgirl was a librarian! y todo eso, y está más que claro que a los bibliotecarios nos van los superhéroes, o incluso nos va creernos superhéroes (a la vista de las campañas que se han visto y se ven)...




... como este superbibliotecario onubense.

Pero volvamos a los clásicos. Batgirl, años del moño y de gafapastas para todos. Se ha hecho público el primer episodio de Batman en el que aparece Batgirl (en TV, I mean), episodio que, dice Youtube, nunca fue emitido. Primicia, pues.

El vídeo es delicioso:



Hay un grupo de lectores estrafalarios que inmediatamente he identificado como ¡Los Virus Informáticos! Helos:

¿Qué estarán tramando? No se les entiende (bueno, YO no les entiendo).

Estos dos sospechan algo. Se trata en apariencia del rico y elegante hombre de negocios que visita la biblioteca, prendado de la bibliotecaria moñosa y gafapastera, con su joven zagal, o becario...

Esta es la jefa. Ha notado algo. No se le escapa un metadato.

¡Y atentos al ataque de los virus informáticos! ¡Atentando contra la lectura! ¡A ver si van a ser e-books! ¡O piratas de la información!

Aparecen entonces estos dos ¿de dónde salen? La biblioteca ya había cerrado sus puertas... serán... ¡sí! el joven millonario y su becario enmascarado.

Mientras tanto, la chica se cambia despacito, despacito. Nada que ver con Superman cambiándose a velocidad supersónica en la cabina telefónica. No, ella cuelga la chaqueta en una percha e inicia un lento strip-tease con trampa.

Se suelta el pelo y acude a salvar al becario y su señor del ataque de los virus informáticos, que se lo ponen todo perdido en la refiega.

Y entonces dejan al becario que acabe con los virus, y se ponen a flirtear, literalmente. Flirtear, qué palabra ¿verdad?

Pero al final la chica se lleva las llaves de la moto y se las pira.

¡Qué historia!


21.11.09

Una bibliotecaria relativa

La señora del perrito no es otra que Johanna Fantova, bibliotecaria célebre pero por otra cosa: fue la última novia, relativamente hablando, de Albert Einstein.

Una guapa bibliotecaria de Praga fue el último amor de Albert Einstein. Con Johanna Fantova, 22 años menor que él, el físico y Premio Nobel salía a navegar en el Lago Carnegie de Princeton, Estado norteamericano de Nueva Jersey. Le escribía poemas y le dibujaba pequeñas caricaturas. E incluso le permitió cortarle su melena blanca.
Y es cierto que se ha escrito poco sobre el pluriempleo bibliotecaria-peluquera, aunque nuestro personaje de hoy también encaja en la categoría de bibliotecaria-diarista o de bibliotecaria-guardiana. Me explico: buscando buscando en los cajones de los despachos de la Biblioteca universitaria de Princeton apareció un viejo cuaderno manuscrito de 62 páginas “Gespräche mit Einstein” (Conversations with Einstein), diario en el que la Fantova relata como Einstein mantuvo intacto hasta el fin de sus días ese sentido del humor que le hizo formular teorías tan simpáticas como para que aún sigamos pensando que hablaba en serio.

La Fantova, bibliotecaria temática especializada en física (se podría decir: bibliotecaria que destacaba por su físico ¿no?) convivió con su físico relativo durante años, y describió su relación en este diario, catalogado actualmente como monografía. Además, Einstein para garantizar económicamente el futuro de Johanna le dejó a su compañera de tantos años su teoría general y uniforme del campo. Y cuenta en su diario cómo Einstein veía como una cosa simpática el que le escribieran locos de todo el planeta ofreciéndole diferentes teorías de la relatividad y cosas por el estilo.

Albert Einstein, enormísimo cronopio.

Cuyo interés bibliotecario había comenzado en una visita a Ranganathan en la India. Se confundió de telefonillo (estaba escrito en sánscrito) y entró en casa de Tagore, que le ofreció un té. Einstein nunca supo de su error, según fuentes sánscritas.

¿Ustedes lo habrían notado?


16.11.09

No hay tongo, sino tango bibliotecario


Hasta qué punto los bibliotecarios estamos por el mashup lo cuenta esta historia, donde todo es "multicultural": esta multibibliotecaria multiétnica (vive en Florida, tierra multicultural ya de por sí; hija de emigrantes italianos a EEUU; baila un baile argentino de orígenes indígenas afrancesados...) gana en Nueva York (multiculti por demás) un Campeonato Nacional de Tango Escénico:
Laurel Fennell ama los libros. Pero se deja seducir por el tango.Fennell, bibliotecaria del recinto norte de Miami Dade College acaba de ganar en Nueva York el Campeonato Escénico de Tango 2009 de Estados Unidos.``El tango es una maravillosa forma de expresarse'', expresó Fennell (...) Para los compañeros de labor de Fennell es un orgullo contar con una Campeona Nacional de Tango.``Estamos muy orgullosos del triunfo de Laurel Fennell, especialmente porque ha ayudado a cambiar la imagen de los bibliotecarios y ha demostrado que pueden ser muy sexy'', dijo Nancy Kalikow Maxwell, directora de la biblioteca del recinto norte.
Quod erat demostrandum.

Deberían inscribirse en el grupo facebook The Dancing Librarians o contactar con Jodi Whitman, The Dancing Librarian.

Y entonces podrán hacer un musical como este:



20.7.09

Célebres pero por otra cosa (15)


Bill Kaysing (1922-2005)

No me digan que este señor no es célebre ni por bibliotecario ni por otra cosa. No me digan que no saben quién es. No me digan que qué pinta la foto(montaje) del alunizaje del Apolo XI en este blog de bibliotecarios. No me digan que ya están empezando a sospechar que a ver si algún bibliotecario tuvo que ver con la famosa "teoría de la conspiración" del falso alunizaje del que hoy se celebran 40 años. No me digan que van atando cabos, que algo han oído del asunto.


Pues vayan atando cabos. En mayo de 1961 el Presidente Kennedy dijo aquéllo de "Creo que esta nación debería comprometerse a lograr el objetivo, antes de que acabe esta década, de llevar un hombre a la Luna y traerlo de vuelta sano y salvo a la Tierra" justo para contrarrestar el periplo espacial del ruso Yuri Gagarin. El 21 de julio de 1969 (hoy hace 40 años) el comandante Neil Armstrong, el piloto Buzz Aldrin y el piloto Michael Collins llegaron a la luna. Nei Armstrong bajó de la nave, pisó el polvo lunar y dijo entonces aquéllo de "Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la Humanidad". Hicieron unas fotos y se marcharon. Volvieron a casa con la hoja de ruta proporcionada por la estación de seguimiento de satálites de Robledo de Chavela. Y Jesús Hermida lo contó todo en blanco y negro.

Y esta noche lo podremos ver todo de nuevo en RTVE: "Regreso a la luna".

Y la teoría de la conspiración no se hizo esperar. Dicen que durante la propia retransmisión de las imágenes más de uno dijo "incredible" pero literalmente. Y entonces entra en juego el bibliotecario.


Bill Kaysing era el bibliotecario de Rocketdyne, una empresa subsidiaria de North American Aviation, la compañía que después fabricó el Saturno 5 -el cohete que puso en órbita las misiones lunares. En 1974 publicó un panfleto, We never went to the Moon (Nunca fuimos a la Luna), que pasó editorialmente desapercibido, pero del cual han bebido todos los partidarios de la conspiración, que ha sido ampliamente difundida y que pretende, entre otras cosas, que las escenas lunares fueron filmadas en un estudio de Las Vegas por Stanley Kubrick (que reaprovecharía materiales en 2001 Odisea en el espacio) basándose en las fotografías tomadas por los astronautas (que si tienen dos sombras, que si se ve una botella de Coca-cola) y en la falta de tecnología suficiente para ello (30 años después un ordenador como el del Apolo 11 apenas servía para hacer un Tetris).

Su libro tiene 87 páginas y la mitad están ocupadas por fotografías (...) Mis preferidas son las que demuestran que el cuartel general del engaño estuvo en los alrededores de Las Vegas: vistas de la ciudad, de la piscina de un hotel, del buffet del Hotel Casino Dunes -"Otra razón por la que los astronautas y sus jefes eligieron el área de Las Vegas", escribe Kaysing-, de una joven exhibiéndose en biquini -"Las recepcionistas y secretarias del centro de control del Proyecto de Simulación Apollo fueron reclutadas en los casinos de Las Vegas, lo que añadió atractivo al lugar"- y de mesas de juego.


Con el cuadragésimo aniversario se está reviviendo estos días la teoría de la conspiración del Apolo 11, debida a un bibliotecario que leía a Marco Aurelio, y a la que con los años se han sumado otras que afirman que en realidad los astronautas destruyeron pruebas de la presencia de selenitas civilizados, o que encontraron pruebas de la presencia de los egipcios, o de los tartessios, o que John Lennon se fugó a vivir a una isla desierta con Elvis Presley como fruto de un convenio de abducciones consorciadas entre Microsoft y la CIA.

¿Más bibliotecarios conspiradores?

Y ya para terminar, unas cuantas frases de las que pudo haber dicho Neil Armstrong conforme se bajaba de la escalerilla:


Scipt manufacturado por Iulius ;-)


13.7.09

Célebres pero por otra cosa (14)


Manolo Blahnik (1942- )

Zapatero total, autor de "los manolos" (una de las marcas de calzado más prestigiosas del mundo y de las más caras). Como que 3.000 € te puede cobrar por un par de zapatos. Este canario, amigo de Paloma Picasso, Jacqueline Kennedy o Yves Saint-Laurent, que viste los pies de Madonna y de muchas muchimillonarias del hemisferio norte, resulta ¡pásmense! que podía haber sido bibliotecario y no lo fue. Y nos lo cuenta en El Faro de Vigo, no en Vogue ni en EPI.

–¿Cómo aprendió el oficio?
–Nunca lo he aprendido. Mis padres veían que yo era un niño raro que no iba a servir para recoger plátanos. Me mandaron a Ginebra con mi tío y pensé en estudiar Derecho Internacional o Literatura. Me di cuenta de que no me veía como bibliotecario o profesor y se me ocurrió irme a París y después a Londres. Supe que quería transmitir cosas a través del trabajo de mis manos y aquí me tienes.

Ahí lo tienen. Lo que se ha perdido. Claro que de haberse dedicado él a esto de la Biblioteconomía en lugar de a la Zapatificación, a lo mejor me había desbancado del papel de comentarista del "librarian look", "librarian chic" y hasta de los "librarian shoes" que he reseñado en otras ocasiones, según consta aquí.

Claro que lo mismo que hemos encontrado (via Tökland) una señora que convierte viejos e infumables libros en glamourosos bolsos chic, podríamos haber conocido quien, por medio de un mashup zapatotecario, transformara en bailarinas los códigos civiles, en stilettos los manuales de gestión de empresas, en deportivas las enciclopedias, en chanclas, finalmente, el Diccionario de la RAE. La Historia está llena de ocasiones perdidas, como esta.

Y menos mal que si con el tiempo el negocio de los zapatos para las famosas no prosperara, siempre le quedaría a Don Manolo la oportunidad de retomar su truncada carrera de bibliotecario y ofrecerse como ídem especializado al Museo del Zapato de Imelda Marcos (en la imagen supra una balda, vean cómo están todos sin tejuelar). La que fuera Miss Manila en 1950, esposa del Presidente Marcos y ministra en su gobierno filipino acumuló cientos, dicen que miles de zapatos, que abandonó en su huida del país, sin catalogar ni clasificar. He aquí una oportunidad de trabajo para un buen profesional de la información. De nada.

24.5.09

Espías como nosotros






En "El espía que surgió del frío" se produce el siguiente diálogo entre un espía y una bibliotecaria:
Bibliotecaria: ¿Sabe usted archivar?
Richard Burton: Si
B.: ¿Tiene letra legible?
R.B.: Nunca en fin de semana...

El espía es Alec Leamus (papel interpretado por Richard Burton), un bibliotecario alcohólico y mal pagado que hace el papel de agente doble entre la biblioteconomía (Information Science) y el espionaje (Information Services), que conoce a la atractiva bibliotecaria comunista Nan Perry (papel interpretado por Claire Bloom) con la que mantiene un tórrido affaire sentimental en el que se mezclan el alcohol, la duda psicológica, los sentimientos de culpa, la política de la guerra fría y la Clasificación Decimal de Dewey.

Vean aquí el precioso tráiler de época sobre esta peli, donde no sale la biblioteca pero sí los bibliotecarios en cálido arrumaque:






Todo este asunto me ha tenido pensando pensando, como en el anuncio de "Centella", y la cosa es que revisando papeles de aquí y de allá, servicio de información que soy en mí mismo, he empezado a columbrar las conexiones entre espías y bibliotecarios, algunas de las cuales quiero exponer esta mañana, aún a riesgo de sacar del armario a alguien.

¿Y quién sabe más de armarios que un archivero? Mi suegro tiene una cuñada archivera, de la que dice maliciosamente que es un archivador. Pero un archivero, no hagamos caso a mi suegro, es un pedazo de profesional de la información, y por tanto cercano al agente de información, asunto que nos ocupa esta plomiza mañana. Yo de archiveros no sé gran cosa, y quizá debo iniciar hoy una serie "Archiveros célebres pero por otra cosa", que podría inaugurar por la puerta grande la Reina de los Espías, Stella Rimington, que fue archivera, luego bibliotecaria y luego espía. Cazi ná.





















Les presento por la presente al original y su modelo. Stella Rimington (a la derecha) es en la actualidad novelista, escribe novelas de espías. Desde que se jubiló en 1996 de su anterior trabajo como Superindendente del MI5, el Servicio de Inteligencia del Reino Unido. Esta señora londinense a la que esperaba una aburrida vida de inglesa media, que trabajó de maestra en un colegio de niñas, que se fué de au pair a Francia antes de entrar a estudiar en la Universidad, consiguió un trabajo de archivera en el Condado de Worcester en 1959, donde conoció a su marido, usuario del archivo y con el que una vez casados se mudó a vivir a Londres, donde entró a trabajar en la Biblioteca de la India Office, que es lo que se llama "un departamento difunto" cuyo archivo y biblioteca se puede consultar gracias a la British Library. Pues bien, de la Oficina de la India pasaron a irse a vivir a Nueva Delhi, el La India, donde el hombre había sido designado para llevar la oficina de asuntos económicos. Como tantas veces pasa, la mujer se aburría, total que le ofrecieron el puesto de ayudante o de secretaria de uno de los comisionados de la embajada... que resultó ser un espía, nada menos que el representante del MI5 en India, así que el hombre la reclutó de espía. Doña Stella trabajó en espionaje, contraespionaje, antisubversión, antiterrorismo, tuvo dos hijas, se divorció del marido, estuvo destinada en Moscú (no sabemos si con las niñas) y acabó siendo nombrada Directora General del MI5, de hecho la primera mujer que lo dirigía y su primer director en salir del archivador, digo del armario: osea, el primero cuyo nombre y foto son públicos.

¡Y tan públicos! Stella Rimington inspiró el personaje de "M", la jefa de James Bond en Casino Royale y otras pelis. Dice en el periódico: "Me sentí muy halagada porque sé con certeza que inspiré el personaje de M interpretado por Judi Dench en el cine. En la película incluso aparecía con el mismo corte de pelo y el traje idéntico al que lucí en mi comparecencia televisiva como directora general del MI-5". Y ahora escribe novelas protagonizadas por la agente Liz Carlyle, "agente de inteligencia en la treintena, que apenas logra conciliar su vida laboral y privada, sufre como cualquier londinense los habituales parones del metro cuando acude a su oficina del Millbank, a orillas del Támesis, y parece desconocer los secretos del martini agitado, no revuelto."

Pero no se vayan a creer que aquí queda la cosa. Ya dediqué otra ocasión a contarles la historia de otro de los grandes espías bibliotecarios, John Edgar Hoover, fundador del FBI americano, a la que saqué jugo suficiente por lo que no reincido. Pero me he encontrado todo un libro "The librarian spies" que estoy deseando leer a ver si me revela el modo de enrolarme en plan Roldán.

Amárrense a los machos: "In 1950, Senator Joseph McCarthy declared that the State Department was a haven for communists and traitors. Among famous targets, like Alger Hiss, the senator also named librarian Mary Jane Keeney and her husband Philip, who had been called before the House UnAmerican Activities Committee to account for friendships with suspected communists, memberships in communist fronts, and authorship of articles that had been published in leftist periodicals." Osea, encima de tener amigos sospechosos de ser comunistas, escribían artículos en revistas de izquierdas ¡A la hoguera! ¡Y yo con ellos! Menos mal que en lugar de fusilar a la bibliotecaria filocomunista, la dejaron en paz, y la mujer abrió un cine donde echaban pelis en idiomas extranjeros, hecho por el que, que se sepa, no sufrió condena.

Y además más cosas: antes he mencionado a Roldán. ¿No le encuentran vds. un bonito parecido con el Superintendente Vicente, de la T.I.A.?
























Mortadelo y Filemón son los primeros profesionales de la información de mi imaginario poético: "Mortadelo y Filemón, agentes de información" un par de agentes secretos (Information Services) de la organización, conocida como la T.I.A. (Técnicos en Investigación Aeroterráquea), que vela por la seguridad de los ciudadanos manteniendo a raya a todo tipo delincuentes y maleantes. A pesar de que las lenguas bípedas han querido ver en el personaje de Ofelia, la secretaria eternamente deseosa de Mortadelo, a una bibliotecaria, yo opino que se parece más bien a Monipeni (la secretaria eternamente deseosa de James Bond).

Con lo que se cierra aquí el círculo, que comenzamos con el espía superatractivo Richard Burton, y acabamos con el no menos deseable profesional de la información Mortadelo, pasando por James Bond y algunos de sus secuaces. Vds. dirán si la cosa estuvo bien llevada.

¡Hala, a disfrutar!


16.5.09

El peligro amarillo






Me van a perdonar vds. que esté un poco desengrasado después de tantos meses sin hincarle el diente a La Imagen Social del Bibliotecario, de modo que si me chirrían un poco los engranajes o no consigo elevar el volumen de sus carcajadas como antaño sepan que la culpa es del tiempo, todo locura. Ítem más, para ir entrando en calor me veo obligado a retomar viejos asuntos, sólo esbozados en mi anterior etapa. Hoy volveremos con el asunto de los bibliotecarios chinos, de los que pocas pero algunas referencias encontraremos en post anteriores.

La cosa empezó con Lao Tsé, "El viejo-niño" llamado así porque dicen que nació con la barba blanca, lo que viene a querer decir entre los chinos que el taoísmo es cosa de ancianos (mientras que el confucianismo es de jóvenes). Taoísmo y confucianismo, los dos modos antitéticos que mantienen en equilibrio la vida de los chinos, son dos escuelas filosóficas surgidas, según una leyenda, del diálogo entre un bibliotecario y su usuario: si hay que creer que Lao Tsé y Confucio son contemporáneos, podemos creer además que Lao Tsé fue bibliotecario en la Biblioteca Imperial de Luoyang, donde el Emperador Wu de la dinastía de los Zhou le habría encargado el cuidado y el estudio de la Historia, la Filosofía y la Literatura. También podemos creer entonces que una buena mañana Confucio madrugó para dirigirse a la biblioteca a leer unos libros y se encontró por el camino (el Tao, en chino) con Lao Tsé;
se enfrascaron en una conversación de varios meses sobre el ritual y lo apropiado, cimientos del confucianismo. Lao Tsé se oponía a lo que consideraba prácticas vacías, y la leyenda taoísta sostiene que estas discusiones fueron más provechosas para Confucio que para el contenido de la biblioteca. Lao Tsé renunció luego a su puesto, quizás por la decreciente autoridad de la corte Zhou. Algunos relatos sostienen que viajó hacia el oeste montando un búfalo de agua, a través del estado de Qin. Cuando llegó al paso de Shanggu, el guardián Yinji reconoció al ilustre filósofo. Le suplicó que se quedase un año en su casa, antes de marcharse al destierro y escribiese un libro exponiendo su doctrina. El maestro se dejó convencer, escribiendo el Tao Te Ching (Libro por el Camino; no confundir con "On the Road, de Jack Kerouac, también escrito en forma de rollo por cierto) y después marchó más al Oeste, adentrándose en el país de los Bárbaros, donde su rastro se pierde para siempre.
De donde se deduce que:
  1. nuestros actuales diálogos con los usuarios, simples entrevistas para definir sus perfiles de intereses informativos en el mejor de los casos, nunca llegarán a devenir en fundación de complejos sistemas filosóficos normativistas ni en delicadas místicas de la simplicidad, como son el conficianismo y el taoísmo. Reivindiquemos, pues, una atención al usuario que pueda desarrollar conversaciones de meses de duración.
  2. la autoridad decreciente de nuestros jefes puede hacernos renunciar a los puestos de trabajo, lo cual me da mucho que pensar y poco que decir.
  3. nosotros somos los Bárbaros (lo que hablan diciendo "bar, bar", osea "bla, bla") a los que llegó el bibliotecario a lomos de su búfalo. Y el búfalo ya no lo tenemos, pero quizá no tengamos un bibliotecario tan famoso como Conan the Barbarian.

Corto aquí mis argumenos con esta bonita imagen de un bibliotecario chino tomando un café con leche mientras analiza las analectas bibliotecarias, y aprovecho para tomarme otro yo mismo.

Y pasemos tras el café al segundo bibliotecario chino de nuestra historia, célebre pero por otra cosa: se trata ahora de Arcadio Huang (Fujian 1679 - París 1716), precursor de la enseñanza del chino entre nosotros los bárbaros. Autor de una gramática china y del primer diccionario chino-francés, Arcadio Huang fue bibliotecario del Rey Sol, Luis XIV de Francia y de Navarra.

Huáng Jiālüè nació en una familia de chinos cristianos, fue bautizado por un jesuita español el 21 de noviembre de 1679 con el nombre de Arcadio, y recibió la formación adecuada para convertirse en letrado, que es la máxima ambición de los poetas en China. Debió de suspender las oposiciones, no nos lo dice la Historia, porque la cosa es que en lugar de hacerse letrado embarcó para el Oeste. En lugar de un búfalo usó un barco, donde viajó en 1702 a Londres, París y Roma. En Roma estuvieron en un tris de ordenarle sacerdote, oferta que gentilmente declinó y volvió a París, donde llevó una vida civil como interprete de chino en la corte del Rey Sol, que le encargaría de la catalogación de los libros chinos de su biblioteca.

Y en esta Imperial Biblioteca se produce otro simpar encuentro entre bibliotecario y usuario que deja como fruto una importante obra literaria. Arcadio Huang conoció en la biblioteca al escritor Montesquieu, con quien debatió horas y horas sobre las costumbres occidentales desde el punto de vista de un oriental. Años después el francés publicaría sus Cartas Persas, en las que transforma su interlocutor chino en tres persas que ironizan sobre las costumbres occidentales.

Arcadio Huang frecuentaba los salones parisinos, donde podemos imaginar que levantaría bastante atracción entre las chicas (por ser chino, no por ser bibliotecario). Allí conoció a la parisina Marie-Claude Regnier, con la que se casó y con la que vivió su trágico final: la mujer murió del parto de su primera hija, Arcadio Huang un año más tarde, y la niña a los pocos meses. De modo que aquí termina la historia de este bibliotecario.

Pero avancemos un poco más en la Historia, que nos depara el encuentro con otro bibliotecario chino célebre pero por otra cosa: Li Dazhao (1888-1927), uno de los fundadores del Partido Comunista Chino, junto con Chen Duxiu.

Li Dazhao estudió en Japón y se convirtió en bibliotecario jefe de la Universidad de Pekín, donde creó un grupo informal de estudios sobre el marxismo. El Decano de la Universidad era entonces Chen Duxiu, que le encargó la coordinación de un número monográfico de la revista "Nueva Juventud", que se había convertido en el órgano de difusión de las nuevas ideas, desde la crítica al confucianismo a la propuesta del uso del chino informal frente al clásico. Es curioso, por esos años colaboraba también con la revista una jovencita de Madrid llamada Marcela de Juan.

De modo que por un número monográfico de una publicación periódica de carácter universitario, que pudo ser catalogada como serie o como monografía, lo mismo me da que me da lo mismo, se introduce el marxismo en China.

Así, Li Dazhao se convirtió en el introductor del marxismo en China. En colaboración con Chen Duxiu comenzó a atraer a jóvenes interesados en el marxismo y el movimiento despertó la atención de la Unión Soviética, que a través de la organización internacional Komintern intentaba propagar el comunismo en el mundo.
¡Eso para que luego digan que no tienen visibilidad las publicaciones periódicas monográficas del entorno universitario y que no publican en inglés ni vacían sus artículos en el WOK!


Y terminaremos nuestro periplo por los bibliotecarios chinos esta mañana sin marcharnos muy lejos de la Biblioteca de la Universidad de Pekín, Li Dazhao y el Partido Comunista Chino: con Mao Tse Tung.

Porque Mao Tse Tung también fue bibliotecario, y trabajó a las órdenes de Li Dazhao en la Biblioteca de la Universidad de Pekín. Cuentan que entró por enchufe de su profesor de secundaria y futuro suegro, el profesor Yang Changji, que le colocó no sabemos si de becario o con un contrato temporal. Cuentan también que no tuvo muy buena relación con el bibliotecario jefe y fundador del Partido que Mao lideraría durante décadas. Cuentan que mientras estudiaba, tuvo ocasión de dedicarse a la lectura, lo cual influyó notablemente en su vida. Cuentan que también en Pekín contrajo matrimonio con su primera esposa, Yang Kaihui, estudiante de la misma universidad e hija del profesor Yang Changji.

De modo que ¡bibliotecario! ¡compañero! Si ves que tu becario hace manitas con la hija del catedrático ¡guárdate de los idus de marzo!

Y para terminar con una nota de humor, cosa que nos caracteriza pero que es difícil de invocar después de hablar de Mao, que era muy serio el hombre, vamos a ver un par de imágenes de las modernas y actuales bibliotecarias chinas. Si son célebres será... ¡por su imagen social! Juzguen ustedes mismos:

Y adios y adios.

ADDENDA: SU DONGPO (1037–1101)

Me entero después de terminar el post de que entre los miles y miles de famosos poetas chinos clásicos hay uno grande y bibliotecario, Su Dongpo, también conocido como Su Shi (蘇軾), escritor, poeta, calígrafo, farmacéutico, funcionario, experto el literatura de viajes y en ingeniería hidráulica... y bibliotecario en la Biblioteca Imperial (1065). Cayó en desgracia y en 1071 fue deportado a Hangzhou, y despues a Xuzhou, Huzhou y Zizhou; en 1079 fue detenido y encarcelado, y más tarde depuesto de su cargo y destinado a Huangzhou como "funcionario de bajo rango" y con vigilancia, por lo que se hizo ermitaño. Volvió a caer en gracia y en 1085 fue nombrado miembro de la Academia Imperial, desde 1089 gobernador de Hangzhou, Yinzhou y Zhizhou, y finalmente Ministro de Guerra, hasta que en 1093 cayó de nuevo en desgracia y fue deportado a la isla de Hainan; murió en 1101 en Changzhou.

Dejó escrito esto:
Todos quieren tener un hijo inteligente,
pero la inteligencia me ha arruinado la vida.
Así que quiero que mi hijo
sea tonto y estúpido:
sin penas ni penalidades
llegará a ser ministro.


[Traducción de Guojian Chen]


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