Me van a perdonar vds. que esté un poco desengrasado después de tantos meses sin hincarle el diente a La Imagen Social del Bibliotecario, de modo que si me chirrían un poco los engranajes o no consigo elevar el volumen de sus carcajadas como antaño sepan que la culpa es del tiempo, todo locura. Ítem más, para ir entrando en calor me veo obligado a retomar viejos asuntos, sólo esbozados en mi anterior etapa. Hoy volveremos con el asunto de los bibliotecarios chinos, de los que pocas pero algunas referencias encontraremos en post anteriores.
La cosa empezó con Lao Tsé, "El viejo-niño" llamado así porque dicen que nació con la barba blanca, lo que viene a querer decir entre los chinos que el taoísmo es cosa de ancianos (mientras que el confucianismo es de jóvenes). Taoísmo y confucianismo, los dos modos antitéticos que mantienen en equilibrio la vida de los chinos, son dos escuelas filosóficas surgidas, según una leyenda, del diálogo entre un bibliotecario y su usuario: si hay que creer que Lao Tsé y Confucio son contemporáneos, podemos creer además que Lao Tsé fue bibliotecario en la Biblioteca Imperial de Luoyang, donde el Emperador Wu de la dinastía de los Zhou le habría encargado el cuidado y el estudio de la Historia, la Filosofía y la Literatura. También podemos creer entonces que una buena mañana Confucio madrugó para dirigirse a la biblioteca a leer unos libros y se encontró por el camino (el Tao, en chino) con Lao Tsé;
se enfrascaron en una conversación de varios meses sobre el ritual y lo apropiado, cimientos del confucianismo. Lao Tsé se oponía a lo que consideraba prácticas vacías, y la leyenda taoísta sostiene que estas discusiones fueron más provechosas para Confucio que para el contenido de la biblioteca. Lao Tsé renunció luego a su puesto, quizás por la decreciente autoridad de la corte Zhou. Algunos relatos sostienen que viajó hacia el oeste montando un búfalo de agua, a través del estado de Qin. Cuando llegó al paso de Shanggu, el guardián Yinji reconoció al ilustre filósofo. Le suplicó que se quedase un año en su casa, antes de marcharse al destierro y escribiese un libro exponiendo su doctrina. El maestro se dejó convencer, escribiendo el Tao Te Ching (Libro por el Camino; no confundir con "On the Road, de Jack Kerouac, también escrito en forma de rollo por cierto) y después marchó más al Oeste, adentrándose en el país de los Bárbaros, donde su rastro se pierde para siempre.De donde se deduce que:
- nuestros actuales diálogos con los usuarios, simples entrevistas para definir sus perfiles de intereses informativos en el mejor de los casos, nunca llegarán a devenir en fundación de complejos sistemas filosóficos normativistas ni en delicadas místicas de la simplicidad, como son el conficianismo y el taoísmo. Reivindiquemos, pues, una atención al usuario que pueda desarrollar conversaciones de meses de duración.
- la autoridad decreciente de nuestros jefes puede hacernos renunciar a los puestos de trabajo, lo cual me da mucho que pensar y poco que decir.
- nosotros somos los Bárbaros (lo que hablan diciendo "bar, bar", osea "bla, bla") a los que llegó el bibliotecario a lomos de su búfalo. Y el búfalo ya no lo tenemos, pero quizá no tengamos un bibliotecario tan famoso como Conan the Barbarian.
Corto aquí mis argumenos con esta bonita imagen de un bibliotecario chino tomando un café con leche mientras analiza las analectas bibliotecarias, y aprovecho para tomarme otro yo mismo.
Y pasemos tras el café al segundo bibliotecario chino de nuestra historia, célebre pero por otra cosa: se trata ahora de Arcadio Huang (Fujian 1679 - París 1716), precursor de la enseñanza del chino entre nosotros los bárbaros. Autor de una gramática china y del primer diccionario chino-francés, Arcadio Huang fue bibliotecario del Rey Sol, Luis XIV de Francia y de Navarra.
Huáng Jiālüè nació en una familia de chinos cristianos, fue bautizado por un jesuita español el 21 de noviembre de 1679 con el nombre de Arcadio, y recibió la formación adecuada para convertirse en letrado, que es la máxima ambición de los poetas en China. Debió de suspender las oposiciones, no nos lo dice la Historia, porque la cosa es que en lugar de hacerse letrado embarcó para el Oeste. En lugar de un búfalo usó un barco, donde viajó en 1702 a Londres, París y Roma. En Roma estuvieron en un tris de ordenarle sacerdote, oferta que gentilmente declinó y volvió a París, donde llevó una vida civil como interprete de chino en la corte del Rey Sol, que le encargaría de la catalogación de los libros chinos de su biblioteca.
Y en esta Imperial Biblioteca se produce otro simpar encuentro entre bibliotecario y usuario que deja como fruto una importante obra literaria. Arcadio Huang conoció en la biblioteca al escritor Montesquieu, con quien debatió horas y horas sobre las costumbres occidentales desde el punto de vista de un oriental. Años después el francés publicaría sus Cartas Persas, en las que transforma su interlocutor chino en tres persas que ironizan sobre las costumbres occidentales.
Arcadio Huang frecuentaba los salones parisinos, donde podemos imaginar que levantaría bastante atracción entre las chicas (por ser chino, no por ser bibliotecario). Allí conoció a la parisina Marie-Claude Regnier, con la que se casó y con la que vivió su trágico final: la mujer murió del parto de su primera hija, Arcadio Huang un año más tarde, y la niña a los pocos meses. De modo que aquí termina la historia de este bibliotecario.
Pero avancemos un poco más en la Historia, que nos depara el encuentro con otro bibliotecario chino célebre pero por otra cosa: Li Dazhao (1888-1927), uno de los fundadores del Partido Comunista Chino, junto con Chen Duxiu.
Li Dazhao estudió en Japón y se convirtió en bibliotecario jefe de la Universidad de Pekín, donde creó un grupo informal de estudios sobre el marxismo. El Decano de la Universidad era entonces Chen Duxiu, que le encargó la coordinación de un número monográfico de la revista "Nueva Juventud", que se había convertido en el órgano de difusión de las nuevas ideas, desde la crítica al confucianismo a la propuesta del uso del chino informal frente al clásico. Es curioso, por esos años colaboraba también con la revista una jovencita de Madrid llamada Marcela de Juan.
De modo que por un número monográfico de una publicación periódica de carácter universitario, que pudo ser catalogada como serie o como monografía, lo mismo me da que me da lo mismo, se introduce el marxismo en China.
Así, Li Dazhao se convirtió en el introductor del marxismo en China. En colaboración con Chen Duxiu comenzó a atraer a jóvenes interesados en el marxismo y el movimiento despertó la atención de la Unión Soviética, que a través de la organización internacional Komintern intentaba propagar el comunismo en el mundo.¡Eso para que luego digan que no tienen visibilidad las publicaciones periódicas monográficas del entorno universitario y que no publican en inglés ni vacían sus artículos en el WOK!
Y terminaremos nuestro periplo por los bibliotecarios chinos esta mañana sin marcharnos muy lejos de la Biblioteca de la Universidad de Pekín, Li Dazhao y el Partido Comunista Chino: con Mao Tse Tung.
Porque Mao Tse Tung también fue bibliotecario, y trabajó a las órdenes de Li Dazhao en la Biblioteca de la Universidad de Pekín. Cuentan que entró por enchufe de su profesor de secundaria y futuro suegro, el profesor Yang Changji, que le colocó no sabemos si de becario o con un contrato temporal. Cuentan también que no tuvo muy buena relación con el bibliotecario jefe y fundador del Partido que Mao lideraría durante décadas. Cuentan que mientras estudiaba, tuvo ocasión de dedicarse a la lectura, lo cual influyó notablemente en su vida. Cuentan que también en Pekín contrajo matrimonio con su primera esposa, Yang Kaihui, estudiante de la misma universidad e hija del profesor Yang Changji.
De modo que ¡bibliotecario! ¡compañero! Si ves que tu becario hace manitas con la hija del catedrático ¡guárdate de los idus de marzo!
Y para terminar con una nota de humor, cosa que nos caracteriza pero que es difícil de invocar después de hablar de Mao, que era muy serio el hombre, vamos a ver un par de imágenes de las modernas y actuales bibliotecarias chinas. Si son célebres será... ¡por su imagen social! Juzguen ustedes mismos:
Y adios y adios.
ADDENDA: SU DONGPO (1037–1101)
Me entero después de terminar el post de que entre los miles y miles de famosos poetas chinos clásicos hay uno grande y bibliotecario, Su Dongpo, también conocido como Su Shi (蘇軾), escritor, poeta, calígrafo, farmacéutico, funcionario, experto el literatura de viajes y en ingeniería hidráulica... y bibliotecario en la Biblioteca Imperial (1065). Cayó en desgracia y en 1071 fue deportado a Hangzhou, y despues a Xuzhou, Huzhou y Zizhou; en 1079 fue detenido y encarcelado, y más tarde depuesto de su cargo y destinado a Huangzhou como "funcionario de bajo rango" y con vigilancia, por lo que se hizo ermitaño. Volvió a caer en gracia y en 1085 fue nombrado miembro de la Academia Imperial, desde 1089 gobernador de Hangzhou, Yinzhou y Zhizhou, y finalmente Ministro de Guerra, hasta que en 1093 cayó de nuevo en desgracia y fue deportado a la isla de Hainan; murió en 1101 en Changzhou.
Dejó escrito esto:
[Traducción de Guojian Chen]
Dejó escrito esto:
Todos quieren tener un hijo inteligente,
pero la inteligencia me ha arruinado la vida.
Así que quiero que mi hijo
sea tonto y estúpido:
sin penas ni penalidades
llegará a ser ministro.
[Traducción de Guojian Chen]
Gracias por las sonrisas.
ResponderEliminarBienvenida querida mentora, como siempre me has sorprendido...
ResponderEliminarsaludos cordiales